Música

Nueva York

Como metal fundido por Javier de Cambra

Como metal fundido por Javier de Cambra
Como metal fundido por Javier de Cambralarazon

El pasado mes de septiembre el mánager de Whitney Houston lanzaba un rápido desmentido de una noticia que había corrido como la pólvora: la muerte de la cantante. Esta vez no ha podido llegar el mentís de una mala nueva que ha hecho arder las redes sociales, con sus colegas, megaestrellas, al frente. En la víspera de la concesión de los 54 Premios Grammy (de los que la diva contaba con media docena) su cuerpo fue encontrado en la bañera de la habitación de su hotel. El teniente de policía que identificó el cadáver consignó en su reporte: «No hay signos evidentes de intención criminal». Entre estos signos no se cuenta un proceso de autodestrucción constante, televisado entre confesiones y denuncias: la galopada hacia el vacío que periódicamente copa titulares entre las grandes estrellas de la música popular. De nuevo, una gran pérdida tras una voz que se quebró y una belleza que estalló en mil pedazos. Hasta los 48, no más, ha llegado la carrera de Whitney Houston.

Inmortal de la música
Hija de la cantante folkie Cissy Houston, sobrina de Dionne Warwick y pariente lejana de Aretha Franklin, la jovencita de Newark (frente a Nueva York) se estrenó en la coral colegial y siendo quinceañera ya hacía coros a Chaka Khan y Lou Rawls. En su estirpe y en su ejecutoria estaban los distintos palos de la música popular negra: los Espirituales, el blues, rhythm & blues, soul, funk que ella condujo a un territorio abiertamente pop multiplicando exponencialmente su audiencia. Los años 80 fueron suyos, con cuatro discos de oro con su álbum de debut, y con el éxito de la película «El Guardaespaldas» (1992) logra el single más vendido de la historia, con la canción «I Will Always Love You», erigida ya en un inmortal de la música negra y que parecía escrita para verificar hasta dónde podía llegar la Houston en sus excursiones por las alturas. También consta en El Libro Guinnes de los Records por haber vendido un total de 14 millones de discos, vídeos y singles. Lo tenía todo cuando inicia el camino que la lleva a ser repetidamente abucheada en su gira de 2009: se estaba dejando la vida, apenas tenía ya voz.

Porque Whitney Houston era, sobre todo, una voz prodigiosa, maleable como el metal fundido y capaz de trasmitir emociones mediante el hechizo. Hace tiempo que emprendió un camino que ahora acaba. Sus discos, seguro, volverán a la actualidad.