España

Elecciones como en Portugal

La Razón
La RazónLa Razón

Es verdad que Portugal no es España. Tiene 11 millones de habitantes y nosotros 47, su PIB no es el nuestro, su deuda es porcentualmente mucho mayor, aunque no «disfrutan» del nivel de paro de aquí ni tuvieron burbuja inmobiliaria. Luego en algunas cosas están peor, pero en otras mejor. Lo que redunda en la teoría cierta de que Portugal no es España, aunque haríamos bien en preocuparnos por el hecho de que al vecino país le afecte de lleno una crisis política que desembocará previsiblemente en elecciones anticipadas y, también, en un más que previsible «rescate económico» por parte de la UE. Bajo mi punto de vista ese rescate, mal visto por lo mal que suena, es lo mejor que le puede pasar ahora a Portugal, pues conseguirá con facilidad un dinero para tapar su deuda que en estos momentos tiene dificultades de encontrar en los mercados a un precio razonable. El rescate tranquilizaría también a la banca española, que tiene 76.000 millones en activos lusos y ve con preocupación el hecho de que no se puedan refinanciar en el mercado en este escenario de falta de confianza.

Luego, es verdad: Portugal no es España, pero en el fondo el problema se parece mucho. Se parece tanto que es, en realidad, el mismo: ambas naciones están tan mal gobernadas que ninguna de las medidas que adoptan sus Ejecutivos tiene eficacia. Es decir, no paran de tomar medidas, pero las economías siguen sin reaccionar. Algo particularmente visible en Portugal, donde Sócrates iba ya por su cuarto plan PEC para intentar reactivar la economía. No lo ha logrado porque han sido acciones sólo enfocadas a la recaudación. Es decir, más impuestos, más peajes en las autopistas, más IVA (en Portugal es del 23 por ciento), más recortes en las plusvalías empresariales, nuevas tasas para los ricos y reducción de sueldos públicos, rebaja de pensiones y copago en Sanidad. Con la particularidad de que el resultado ha sido ninguno. La economía lusa no ha ido a mejor sino a peor porque todas las medidas tomadas por los socialistas portugueses no han hecho más que paralizar la actividad en lugar de reactivarla.

Algo que me recuerda a lo que nos pasa en España con Zapatero. Llevamos varios planes con medidas urgentes para hacer frente a la crisis, pero no logramos salir del agujero porque aunque sirven para bajar el déficit, no valen para generar la confianza necesaria para mover el dinero, hacer que las empresas emprendan, que los ahorradores inviertan y que la economía empiece a funcionar.

Es verdad que Portugal no es España. Pero en algunas cosas nos parecemos demasiado, y el camino por el que vamos, por desgracia, no difiere del trazado por los gestores del vecino país. Quizás si aquí los nacionalistas de PNV, CIU y CC no se hubieran empeñado en salvar a Zapatero con planteamiento de mercadería cortoplacista, podríamos estar hoy en un escenario diferente. Porque cuando las cosas van tan mal y no se enderezan, convocar elecciones, como hará Portugal, es lo conveniente.