Castilla y León

OPINIÓN: Menos gimnasio

La Razón
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En esta sociedad nuestra todos queremos vivir de la inteligencia. Tenemos la juventud más preparada que nunca pero no trabajo para todos. Hijos como somos de los griegos, hemos sobrevalorado la inteligencia. Hijos de la sociedad de consumo, hemos sobrevalorado el poder adquisitivo. Así que hemos puesto el ideal de humanidad en un individuo con inteligencia bien aprovechada para triunfar en la vida y con poder adquisitivo suficiente para darse, de vez en cuando, algún capricho: ¡faltaría más!
Por eso nada tiene de raro que el trabajo no especializado, es decir, el que requiere de manos tanto como de inteligencia, haya venido a sobrar y, así por ejemplo, en nuestra región, haya subido el número de inmigrantes que resisten la crisis gracias al trabajo que los especialistas sentiríamos casi vergüenza de realizar. Más de una vez me ha pasado a mí que me ha visto algún huésped barrer el convento y se me ha acercado a decirme: ¡padre!, ¡usted barriendo!. Como si barrer fuera cosa de menos importancia. Como si un mundo en el que pudiéramos ver a los ingenieros o a los catedráticos barrer o cocinar de vez en cuando no fuera más saludable para ellos y para los demás. O como si un mundo en el que todos estuviéramos "a pie de obra", cerca de los problemas de la gente, no fuera un mundo más justo de lo que es. En un mundo así bajaría el consumo de ansiolíticos porque nada hay tan perjudicial como vivir sentado en la butaca de un despacho, tribuna o ventanilla un día tras otro.
Hoy lo inteligente es bajar del trono de la inteligencia y echar una mano. La dignidad de las manos es la salud del cuerpo y del alma. Así que a muchos funcionarios les diría: menos gimnasio y más escoba.