Jubilación
Mejor para el trabajador por Florentino Felgueroso
La CEOE ha hecho pública una serie de «propuestas para superar la crisis». Casi un centenar de medidas. Lo más parecido a un programa electoral. En parte, bien podría ser el de cualquiera de los dos partidos candidatos al poder: muchas medidas obvias y muchas otras sin concretar. Algunas medidas más precisas que son, más que propuestas, peticiones. En particular, como es natural, aquellas relativas al mercado de trabajo, su regulación y el funcionamiento de la negociación colectiva. No tratan de ganar votos, sino de beneficiar a un lobby. Por ello, difícilmente se incorporarán a los programas electorales de PP y PSOE. Una vez en el poder, deberán plantearse si incorporarlas a su plan de acción. Y para ello, no sólo deberán considerar los beneficios privados que obtengan las empresas que representa la patronal, sino también sus costes y beneficios sociales: ¿Generarán más y mejor empleo?
Consideremos brevemente dos de las peticiones de la CEOE que parecen haber destacado sobre las demás. La primera, el desplazamiento de los festivos a los lunes más cercanos. Esta medida podría tener también algunos pros para algunos trabajadores. No todos pueden hacer puentes, sobre todo sin respaldo sindical, y la ruptura de la semana laboral les perjudica tanto a ellos como a las empresas. Por otra parte, en un contexto como el actual, con tanto desempleo temporal y abuso de las prestaciones por desempleo en vacaciones y festivos, no queda claro que el balance de los puentes y acueductos sea positivo ni en términos de empleo, ni para las arcas públicas.
La segunda medida: la simplificación de las modalidades contratos laborales de 43 a 6, con un contrato fijo único cuya indemnización por despido improcedente se rebaje al mismo precio que los hoy procedentes, y estos, claro, por menos o nada. Aquí no hay discusión posible. No disponemos de argumentos que apoyen que tales medidas faciliten el empleo, y desde luego, que alivien la precariedad persistente en nuestro mercado de trabajo. Todo lo contrario. Deben desaparecer las diferencias entre contratos indefinidos y temporales. Un contrato único ha de ser único como su nombre indica. Es posible diseñarlo, mediante indemnizaciones crecientes en función de la antigüedad, para que no perjudique el empleo y mejore la permanencia de los trabajadores en la empresa, y de ahí su formación y productividad. Un contrato que beneficie a todos los trabajadores y empresarios en el medio y largo plazo, y que nos aleje del statu quo que sólo interesa a nuestros lobbies sociales y empresariales en el corto plazo.
Florentino Felgueroso
Profesor de la Universidad de Oviedo
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