Jubilación

Mejor para el trabajador por Florentino Felgueroso

Cada puente, en el que muchos abandonan las grandes ciudades, supone un coste de 4.830 millones
Cada puente, en el que muchos abandonan las grandes ciudades, supone un coste de 4.830 milloneslarazon

La CEOE ha hecho pública una serie de «propuestas para superar la crisis». Casi un centenar de medidas. Lo más parecido a un programa electoral. En parte, bien podría ser el de cualquiera de los dos partidos candidatos al poder: muchas medidas obvias y muchas otras sin concretar. Algunas medidas más precisas que son, más que propuestas, peticiones. En particular, como es natural, aquellas relativas al mercado de trabajo, su regulación y el funcionamiento de la negociación colectiva. No tratan de ganar votos, sino de beneficiar a un lobby. Por ello, difícilmente se incorporarán a los programas electorales de PP y PSOE. Una vez en el poder, deberán plantearse si incorporarlas a su plan de acción. Y para ello, no sólo deberán considerar los beneficios privados que obtengan las empresas que representa la patronal, sino también sus costes y beneficios sociales: ¿Generarán más y mejor empleo?

Consideremos brevemente dos de las peticiones de la CEOE que parecen haber destacado sobre las demás. La primera, el desplazamiento de los festivos a los lunes más cercanos. Esta medida podría tener también algunos pros para algunos trabajadores. No todos pueden hacer puentes, sobre todo sin respaldo sindical, y la ruptura de la semana laboral les perjudica tanto a ellos como a las empresas. Por otra parte, en un contexto como el actual, con tanto desempleo temporal y abuso de las prestaciones por desempleo en vacaciones y festivos, no queda claro que el balance de los puentes y acueductos sea positivo ni en términos de empleo, ni para las arcas públicas.

La segunda medida: la simplificación de las modalidades contratos laborales de 43 a 6, con un contrato fijo único cuya indemnización por despido improcedente se rebaje al mismo precio que los hoy procedentes, y estos, claro, por menos o nada. Aquí no hay discusión posible. No disponemos de argumentos que apoyen que tales medidas faciliten el empleo, y desde luego, que alivien la precariedad persistente en nuestro mercado de trabajo. Todo lo contrario. Deben desaparecer las diferencias entre contratos indefinidos y temporales. Un contrato único ha de ser único como su nombre indica. Es posible diseñarlo, mediante indemnizaciones crecientes en función de la antigüedad, para que no perjudique el empleo y mejore la permanencia de los trabajadores en la empresa, y de ahí su formación y productividad. Un contrato que beneficie a todos los trabajadores y empresarios en el medio y largo plazo, y que nos aleje del statu quo que sólo interesa a nuestros lobbies sociales y empresariales en el corto plazo.

Florentino Felgueroso
Profesor de la Universidad de Oviedo