Irán
Un cristiano en el alma del islam
Rafiq Habib es copto y acaba de ser nombrado vicepresidente de Libertad y Justicia, un partido que surge de los Hermanos Musulmanes. Para él no es una contradicción, sino un punto de encuentro
El pasado 18 de mayo, el partido Libertad y Justicia (Al Hurreya ua Al Adala) presentó su candidatura ante la Comisión de Partidos y, si ésta no pone inconvenientes, será legal a partir de mediados de junio y podrá competir en las elecciones parlamentarias previstas para el próximo mes de septiembre. La formación surge del grupo religioso Hermanos Musulmanes (HM), vetado en Egipto desde los años 50, y sus dirigentes proceden directamente de su cúpula, excepto Rafiq Habib.
Habib es la nueva cara de Libertad y Justicia, y sin duda la más polémica, debido a su confesión religiosa, que no parece ser compatible con la esencia y los orígenes del partido. Pero este intelectual –así se define él mismo– de mediana edad y físico endeble explica que no existe ninguna incoherencia: «Al Hurreya ua Al Adala no es un partido religioso –éste es uno de sus principios–, aunque tiene una agenda religiosa». «La puerta está abierta a los cristianos y es necesario que sea así», dice Habib en referencia a su inclusión en la formación política así como la de otro centenar de coptos, en un total de poco menos de 9.000 miembros.
Régimen religioso
«Los Hermanos Musulmanes han llamado a los cristianos a unirse al partido y algunos hemos aceptado», explica el que ha sido designado como vicepresidente de Justicia y Libertad, junto a otra destacada figura de la Hermandad, Isam El Erian. «No me están utilizando» para limpiar la imagen del grupo o para presentar al nuevo partido como plural y moderado, tal y como cabría pensar. «Esto no es ningún truco: conozco al grupo, a sus líderes, sus manifiestos, sus problemas internos, y ésta es una decisión que han tomado de forma sincera y sin ninguna presión externa», asegura Habib.
Este doctor en Psicología ha estudiado a los Hermanos Musulmanes desde fuera y ha colaborado con ellos en los últimos años, siendo uno de sus consultores, y dice que comparte con ellos la visión de cómo es y tiene que ser Egipto: «Egipto es un país islámico, con una sociedad islámica y debe tener un estado islámico». Habib no muestra dudas ni vacila a la hora de reconocer y reiterar en varias ocasiones que el islam es la base de la sociedad egipcia, parte fundamental de su cultura e historia, y no se le puede negar ese protagonismo, ni a favor de la minoría cristiana ni de una opción más laica. Un estado musulmán es precisamente lo que defienden los Hermanos Musulmanes, desatando dudas y miedos de que su objetivo final sea el de instaurar un régimen religioso ultraconservador al estilo de Irán. Pero Habib asegura que el modelo que él y su partido defenderán está basado en los valores de democracia, igualdad y ciudadanía. Asimismo, este cristiano evangélico respalda la tesis de los Hermanos Musulmanes de que «el presidente de Egipto debe ser hombre y musulmán».
Rafiq Habib reconoce que los cristianos tienen miedo de los musulmanes, especialmente en el ámbito político: «Creen que todos son extremistas y comparan a los Hermanos Musulmanes con Osama Ben Laden, pero yo sé que no es así». Por ello, su misión y voluntad es la de «tender puentes» entre ambas confesiones, que tienen mucho en común, según este experto en la identidad nacional egipcia: «La gran mayoría de la población es conservadora, en sus ideas políticas y sociales, comparten identidad y cultura, y todos son creyentes y practicantes». Habib explica que en los últimos 40 años ha existido una división, un conflicto entre las dos comunidades religiosas, agudizado en la época de Mubarak, que instrumentalizó el miedo a los islamistas para obtener el apoyo de los cristianos y de Occidente. «Ahora son los secularistas los que están recurriendo a la estrategia del viejo régimen», acusa Habib, que no esconde su menosprecio a las fuerzas laicas, que según él temen no tener suficiente peso en el nuevo panorama político de la posrevolución.
En este sentido, Habib cree que Occidente puede jugar un papel fundamental si decide «interferir» a favor de las tendencias liberales y no religiosas, como ya habría apuntado. Pero este intelectual y político que alardea de ser una persona moderada dice que este «es el momento de la reconciliación nacional» y que «la verdadera solución es el consenso», parafraseando el que ha sido el lema de los Hermanos Musulmanes durante décadas, que rezaba «El islam es la solución» y que ahora ha sido adaptado a su nueva formación política como «La libertad es la solución y la justicia su aplicación».
Cristianos de Egipto: Una minoría muy numerosa
Los coptos representan un 10% de la población, de casi 90 millones de egipcios, mayoritariamente musulmanes suníes. La tensión sectaria ha estallado después de la revolución del 25 de enero y es uno de los grandes retos a los que se enfrenta el Egipto pos Mubarak. Éste era acusado de marginar a la minoría cristiana –que ahora reivindica sus derechos-, al mismo tiempo que la protegía de los grupos islamistas más radicales, reprimidos por el régimen y que ahora han vuelto a la vida pública egipcia para hacerse con ese lugar que les fue negado.
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