Policía

Una pelea por una foto en internet

El detonante del crimen fue una discusión por una imagen de la joven desnuda 

La hermana de Viorela, Georgiana, acompaña a su sobrina a la salida del domicilio. La madre de la víctima, ayer, junto a Almudena, dueña de la casa donde trabaja como empleada del hogar. El padre del presunto homicida explicaba ayer entre lágrimas a una t
La hermana de Viorela, Georgiana, acompaña a su sobrina a la salida del domicilio. La madre de la víctima, ayer, junto a Almudena, dueña de la casa donde trabaja como empleada del hogar. El padre del presunto homicida explicaba ayer entre lágrimas a una tlarazon

MADRID- Ojos verdes y pelo negro. Piscis, apasionado de los coches, los deportes, ordenadores e internet. Le gusta Justin Bieber, su película favorita es Kung Fu y prefiere el Red Bull a la cerveza. Se considera una persona honesta y odia la mentira y la hipocresía. Busca lo mismo en una chica. Su lema es «No me gusta que me hagan lo que yo no hago». Así se describía Dorel Marcu en una red social. Su apodo era «Fizzt». El joven de 21 años, que hoy pasa a disposición judicial por los delitos de homicidio y aborto, se movía como pez en el agua por la red. Viorela Moldovan tampoco le andaba a la zaga.

Según explicó el hermano del presunto homicida, Sorin Marcu, de 19 años, al diario digital rumano Adevarul, Dorel se enfadó con Vio porque ella «había posado desnuda en internet» y porque «buscaba otros hombres». La familia del joven, sabía de las fuertes discusiones de la pareja. «Creo que seguían juntos por Ana María», la hija de tres años que tenían en común. En cualquier caso, el lunes tuvieron una fuerte discusión en la que Viorela le acabó confesando que estaba embarazada de otro y, en ese momento, Dorel estalló. Tras forcejear, acabó estrangulando a Vio con una corbata, según fuentes de la investigación. Después, en torno a las 11:30 horas del lunes, llamó a su hermano para que se conectara a internet porque tenía que contarle algo muy serio. «Maté a ‘Vio'. Pon la webcam, si no te lo crees», dijo Dorel, según su hermano. «Estaba confundido, llorando, riendo», recuerda el chico. «Me dijo que no sabía qué hacer y le recomendé que fuera a la Policía. Él tenía mucho miedo y advirtió que si llamábamos se tiraría por la ventana», declaró Sorin. Aun así, la familia Marcu hizo esa llamada. Las autoridades rumanas se pusieron en contacto ipso facto con las españolas través de un enlace. Según la Policía rumana, Dorel advirtió además de que, cuando su cuñada de 13 años, Georgiana, regresase a casa, «correría la misma suerte». Según explicó ayer el comisario jefe de la Brigada Provincial de la Policía Judicial de Madrid, Emilio Alcázar, se tuvo conocimiento del suceso sobre las 15:00 horas y «apenas 45 minutos después» Dorel Marcu ya estaba detenido. Los agentes de la comisaría de Torrejón fueron al domicilio y, tras insistir varias veces, Dorel acabó abriéndoles la puerta. No opuso resistencia durante su arresto. Mientras la Policía estaba en el domicilio –donde se encontraba la pequeña Ana María, de tres años– llegó Georgiana de clase. Le preguntó dónde estaba su hermana y el presunto homicida le respondió que «estaba dormida», según fuentes policiales. La Policía se llevó la CPU del ordenador por si la conversación hubiese quedado registrada. La de Viorela es la tercera muerte por violencia de género en lo que va de año en la región. A lo largo de esta mañana su ex pareja pasará a disposición judicial.


«La veía infeliz, pero no quería ser una madre pesada»
Viorela C., madre de la víctima, atendió ayer amablemente al medio centenar de medios de comunicación que llamaron a la puerta de su casa. «A veces discutían, pero como todas las parejas. Luego se metían en su habitación y yo no sabía nada más». La mujer, que confesó estar «destrozada» admitió que veía a su hija «infeliz» pero que no quería «meterse» entre la pareja. «No quería ser una madre pesada», dijo ayer Viorela, que a eso de las 14:20 horas de la tarde abandonó el domicilio junto con su otra hija de 13 años, Georgiana, y su nieta Ana María, de tres años. Almudena, la mujer para la que trabajaba la madre de la víctima, se encargó de llevarlas en su vehículo.