Nueva York
La Dama de los 3000 millones
Enero de 2009. Todo el mundo, incluso los neoyorquinos que siempre han mirado a Washington con desdén, estaba pendiente de la capital de Estados Unidos. Era la gala de la celebración de la toma de posesión del presidente de Estados Unidos. Y la Primera Dama catapultó al joven diseñador Jason Wu cuando optó por una de sus creaciones, un vestido blanco que dió la vuelta al planeta
El profesor David Yermack ha publicado un estudio en «Harvard Business Review» que fundamenta con datos la anécdota anterior. De su análisis se deduce que las marcas que lleva Michelle Obama han aumentado su valor en Bolsa un 2,3 por ciento, mientras que el resto de firmas ha descendido un 0,4.
La investigación de Yermack se centra en 189 apariciones públicas protagonizadas por Michelle entre noviembre de 2008 y diciembre de 2009, durante las que ha llevado 29 firmas diferentes entre ropa y complementos. Así, el experto advierte de que una única aparición puede generar 14 millones de dólares de beneficio para la firma escogida por la Primera Dama. Entre las afortunadas se encuentran Calvin Klein, Nina Ricci y Gap, entre otras. Fue Michelle, precisamente, la que hizo subir las acciones de la casa J. Crew después de mencionar en el programa de televisión «Tonight Show» de Jay Leno que vestía ropa de esa marca. El efecto todavía perdura.
La mujer del presidente de Estados Unidos se presenta como un activo fiable y estable para las casas de moda. Ni Carla Bruni, el colmo de la elegancia, puede con ella. Yermack explica que es debido a que la esposa de Nicolas Sarkozy es conocida por ser fiel a una sola casa, Dior, que está fuera del alcance de la mayoría de los consumidores. En cambio, el acierto de Michelle Obama es que mezcla prendas caras con otras más asequibles. El público puede que no las compre, pero sí consigue que, por lo menos, la gente se acerque en masa a las tiendas para interesarase por las prendas que elige. Sin embargo, su marido no tiene la misma influencia. La firma de sastrería del líder estadoundiense, Hart Schaffner Marx, se declaró en quiebra tres días después de la ceremonia de su toma de posesión. Después del colapso de Lehman Brothers en septiembre de 2008 muchas empresas cerraron. Y en este caso, ni siquiera la ayuda presidencial fue capaz de echarle una mano a esta prestigiosa casa para aguantar el tirón de la crisis.
Pero Michelle no solo vende ropa, además, se ha convertido en un icono de estilo. Comparte en internet información sobre sus gustos y da cuenta a millones de posibles compradores de múltiples opciones. También ayuda a que puedan comprar los artículos a través de las páginas web de las marcas. El estudio del profesor estadounidense concluye que los gustos de las Primeras Damas han influido en las tendencias de moda durante siglos. Frances Folsom Cleveland popularizó los vestidos sin mangas. El estilo de Jackie Kennedy dejó huella en toda una generación. Pero, Michelle Obama va más allá, su influencia supera la de todas sus predecesoras. En el análisis también se destaca la sensación de poder que emana Michelle, ya que transmite firmeza, crea la imagen de una mujer genuina, por eso los consumidores dan por bueno su interés y conocimiento en moda.
Un filón de campaña
A pesar de la derrota demócrata de las pasadas elecciones legislativas, Michelle se convirtió en uno de las baluartes de su partido. Contó con el apoyo, además, de numerosas caras conocidas que respaldan las ideas de su partido. La actriz Sarah Jessica Parker y la diseñadora Dona Karan participaron en varios de sus actos.
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