OPINIÓN: Gobierno socialdemócrata

Los negros presagios, entre la economía y las supersticiones mayas, para 2012 convirtieron la Nochevieja, no en la frontera natural entre dos tramos de la vida, sino en un paréntesis apenas festivo de la cruda realidad, tendente a crudísima. El «disparate estratosférico» y la «puntilla para las familias» con los que Rajoy tildó la última subida de impuestos de Zapatero se convirtieron el viernes en la única solución para… adelgazar lo menos posible la Administración. Como ocurrió en el Ayuntamiento de Sevilla, al sedicente liberal que toca poder le sobreviene un súbito ataque de socialdemocracia: ya saben, esa ideología que con la sangre del contribuyente escabechado alimenta a los polluelos favorecidos mediante contratos públicos y/o subvencionados. Al menos hasta que se opere el cambio en la Junta, no podemos esperar responsabilidad de unos gobernantes sin otro horizonte que las próximas elecciones. A ver qué mapping se proyecta en la fachada de La Moncloa para distraer al personal o cuánto se gasta Radiotelevisión Española para hacerse con los derechos de la Eurocopa, pues no conviene revolver la calle mientras renas siga inmerso en la carrera a San Telmo. En cuanto llegue, nos intentará convencer de las bondades de Canal Sur como vehículo transmisor de cultura.