Los rebeldes entran en Sirte

El Cairo-Los rebeldes entraron ayer en Sirte y consiguieron alcanzar el centro de la localidad natal de Gadafi. Los revolucionarios avanzaron desde el oeste y controlan ya algunos barrios occidentales, según el Consejo Militar de Misrata, que lidera las fuerzas que protagonizan la ofensiva.

Ya habían intentado entrar a Sirte el pasado fin de semana, pero se encontraron con una dura resistencia y una lluvia de misiles y morteros. Los revolucionarios no tienen apenas armamento pesado y dicen no querer usarlo en áreas urbanas por el riesgo que conlleva para la población. Esta ha sido la mayor preocupación en Sirte, donde las familias habrían sido asediadas por los fieles a Gadafi –militares y civiles–, a los que se les ha instado a rendirse pacíficamente.

Los rebeldes han prorrogado en dos ocasiones su ultimátum para dar tiempo a las negociaciones y a la evacuación de la población civil. Munir al Gayiyi, un trabajador humanitario local, dijo a LA RAZÓN que cientos de familias han salido de Sirte en los últimos días: «nos dicen que estaban con la revolución desde el principio, pero nadie les cree». Al Gayiyi cuenta que están asustados por ello. Sirte permanecía aislada y la radio local advirtió a sus habitantes de que los rebeldes venían a robarles y violar a sus mujeres, según este joven que asiste a los refugiados.

Los rebeldes están permitiendo su salida por el oeste, mientras que han bloqueado la principal vía de escape hacia el sur, para evitar la fuga de posibles altos cargos del régimen que sigan escondidos en Sirte.

Quedan ya pocos rincones seguros para ellos en el país, ya que los rebeldes han tomado incluso Sabha, principal bastión del desierto. Sólo les falta por conquistar Sirte y Beni Walid, y las autoridades siempre han dicho que la transición empezará sólo cuando toda Libia esté «liberada».

El presidente, Mustafa Abdel Yalil, dijo ayer que ésa es la prioridad y aseguró que la próxima semana será anunciado un nuevo Gobierno, después de haberlo pospuesto ya varias veces por la supuesta falta de acuerdo sobre algunas carteras y, quizás, para dar tiempo a sus combatientes a hacerse con todo el territorio.