Sevilla

Viera pone en duda el liderazgo de Griñán al frente del PSOE andaluz

Viera pone en duda el liderazgo de Griñán al frente del PSOE andaluz
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Sevilla- ¿Quién manda en el PSOE andaluz? «Se supone que el secretario general, José Antonio Griñán». Ni la pregunta ni la respuesta del ex secretario provincial del PSOE de Sevilla, José Antonio viera, es inocente, porque tras ella se esconde el principal problema de los socialistas: la falta de liderazgo de Griñán. Los fracasos electorales y las malas expectativas para los comicios andaluces han hecho el resto: hay «fractura» en el PSOE, admitió ayer Viera en declaraciones a la cadena Ser.

El 38 Congreso del PSOE que aupó a Rubalcaba supuso un punto de inflexión. La fallida apuesta de la dirección regional socialista por Carme Chacón abrió una herida latente y la elaboración de las listas para las elecciones autonómicas ha dividido en dos bandos a la federación socialista de España más numerosa y a la que Griñán nunca ha controlado.

De nuevo, el dimitido Viera puso voz a este hecho: «En el transcurso de esa negociación hay una evidencia clara: que no se quiere llegar a ese consenso y a ese acuerdo, sino que se quiere imponer una decisión, en la que me vinieron a decir que se tiene que notar claramente que el presidente de la Junta ha ganado esto», indicó. El ya dimitido señaló que, por momentos, tenía la sensación de que había tres secretarios generales en Sevilla –Susana Díaz, Fernando Rodríguez Villalobos y él mismo– cuando el cargo lo había ganado en un congreso provincial.

Ésa era la clave. Más allá de que cada sección quería colocar en los puestos de salida a los suyos, Griñán entendió que la lista que él liderará era el último golpe de autoridad ante los críticos.

No es la primera vez que el jefe del Ejecutivo andaluz ha utilizado esta estrategia. Tras la salida de Chaves del Gobierno andaluz en abril de 2009, tardó poco tiempo en denunciar la bicefalia: «Yo soy el líder del PSOE andaluz», dijo en octubre. En diciembre de ese mismo año, en la misma línea, señaló que los secretarios provinciales del PSOE le decían: «Presidente, al final lo que tú digas».

Eran sentencias para reforzar un liderazgo impostado que se tornó de facto cuando el 12 de marzo se celebró un Congreso Extraordinario del PSOE-A que lo situó, ya sí, como secretario general de los socialistas andaluces y presidente de la Junta.

Chaves se echó definitivamente a un lado, pero antes le advirtió a su sustituto: «Dejo un partido unido y cohesionado», recalcó en febrero de 2010.

El legado del ex presidente andaluz se ha deshecho en dos años a golpe de victorias electorales del PP andaluz en las municipales y en las generales. De nada le ha servido a Griñán el respaldo del 99,8 por ciento que obtuvo para liderar a los socialistas andaluces. La cita crucial, las autonómicas, va a dilatar un proceso que no se cerrará hasta que se ajusten las cuentas pendientes. Porque las hay. El secretario provincial del PSOE de Cádiz, Francisco González Cabaña, enfrentado a Griñán, dijo recientemente que hay deudas que se cobran a 30, 60 y 90 días. Y apostilló que habrá que estar atento al 26-M, el día después de las elecciones.

Todos señalan a la «número dos» del PSOE-A, Susana Díaz, responsable de las «presiones» que han hecho dimitir a Viera. Sólo la victoria de Griñán la salvaría. 

 

Susana Díaz, la falta de ajuste en la fontanería. A. M.
sevilla- En el centro de la crisis del PSOE sevillano está la secretaria de Organización a nivel regional, Susana Díaz, que se ha convertido en la mano derecha de Griñán y en la principal fontanera del Partido Socialista. Díaz, en un ala de la formación, con Villalobos de principal escudero; en la otra, el dimitido secretario general en Sevilla, José Antonio Viera y otros barones como el alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano. Una lucha encarnizada que era de otro tenor bien distinto hasta hace muy poco. De hecho, fue Viera el que impulsó y prohijó la carrera meteórica de la dirigente socialista. Tanto han cambiado las cosas, que en el Congreso del verano de 2008 eran Villalobos y Viera los que recorrían pasillos en la anochecida del cónclave, en Granada, para situar a Susana Díaz en el puente de mando. No fue así. Griñán la elevó a «número tres» tras el Congreso extraordinario de marzo de 2010 y, por accidente, tras la renuncia de Rafael Velasco, se aupó a la grupa del mando, junto a Griñán. ¿Cuál hubiera sido el escenario si Velasco no hubiera dimitido? Probablemente muy distinto.