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Rebajas de sangre
Que digo, que es lo que faltaba: ¡Rebajas en las drogas! No nos rebajarán el ibi, ni la contribución de basuras, ni los pañales de los críos, pero enganchar a nuestros hijos en época de crisis, sí. Qué tremendo. En su día vi correr la sangre por los brazos de un adicto que se pinchaba en invierno en el metro de Banco de España, el que se abre en Madrid en las noches heladoras para que los mendigos no se congelen. La sorpresa vino cuando me habló de su pasado de empresario venido a menos que, en pleno divorcio, se dio a la botella y acabó en la cocaína. Detrás de cada drogata hay un hombre con nombre e historia, que podría ser la nuestra. O la de nuestros niños.
–Yo controlo tío, yo controlo.
Los de Proyecto Hombre han abierto hace años una sección de menores para chicos y chicas que empiezan mezclando pirulas con alcohol los fines de semana, siguen con porros, se pasan al «speed» y a veces acumulan deudas millonarias con camellos que, posteriormente, los esclavizan para el menudeo con la excusa de la devolución. Hay padres que, al descubrir el pastel, encuentran también reclamaciones de seis mil euros y más.
–No, si sólo era para sacarme un dinerillo.
Atentos todos a los chavales cuyo rendimiento cambia en la escuela, a los que se tornan violentos o taciturnos, a los que cambian súbitamente de ánimo, los que gastan demasiado dinero o los que sustituyen unas amistades por otras. Habría que hablar con ellos en esta época de rebajas.
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