Cataluña

Un año sin víctimas

En julio de 2009, la banda mató a dos agentes de la Guardia Civil en Mallorca. Doce meses después, vive su peor momento.

La Razón
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No ha sido la voluntad de ETA sino la eficacia de las Fuerzas de Seguridad españolas y francesas la que ha evitado los atentados. El pasado mes de julio se cumplió un año de la última acción criminal perpetrada por la banda en España. Los agentes de la Guardia Civil Carlos Sáenz y Diego Salvá fueron asesinados en Calviá (Mallorca). Desde entonces, se han sucedido una serie de operaciones, tanto en España como en Francia, que han colocado a ETA en el peor momento de su historia, con una creciente sensación de inseguridad interna, ya que, cada vez que ha dado un paso para organizar atentados, o recomponer su «dirección», se han topado con los agentes que lo impedían.
La operación «Milou», desarrollada en agosto del año pasado, permitió la desarticulación en territorio galo de la red de «zulos» (escondites) en los que la banda guardaba gran cantidad de armas, explosivos y dinero. Los cabecillas optaron por montar «bases logísticas» en Portugal y en Cataluña. En ambos casos, la Guardia Civil y la Policía, en enero y febrero de este año y gracias al abnegado trabajo de los agentes que actúan sobre el terreno, lograron abortar las intentonas. En cualquier caso, quedó claro que ETA no apostaba por la «paz», como se predicaba desde los sectores favorables a las «soluciones negociadas», sino por la continuidad del terrorismo.
Con anterioridad, en octubre de 2009, las Fuerzas de Seguridad españolas habían evitado la refundación de Batasuna, con la detención, entre otros, de Arnaldo Otegi y Rafael Díez Usabiaga. En Francia fue arrestado el jefe del «aparato político», Aitor Elizarán. El mes siguiente, el golpe lo sufrió Segi, la rama juvenil del entramado etarra, con una operación en la que fueron capturados cuarenta de sus miembros. En abril, fue el «Frente Jurídico», con el arresto de varios letrados, el que fue desmantelado.
Los jefes del llamado «aparato militar» tampoco se han librado de la acción policial. En marzo pasado fue detenido Ibon Gogeascoechea, «Emille», y, en mayo, su sucesor, Mikel Karrera, «Ata».
Pese a que el balance es claro y demoledor, todavía hay quienes hablan de la buena voluntad de ETA y de intención de abandonar las actividades terroristas. Permitir que sus candidaturas estén en las elecciones municipales sería un error y un retroceso de años en la lucha antiterrorista.