San José
Una santa para las mujeres maltratadas
La nueva santa, la primera nacida en Salamanca (1837), aporta a la Iglesia su visión de hermanar la oración con el trabajo y la defensa de las mujeres.
Benedicto XVIha presidido hoy en la plaza de San Pedro del Vaticano la ceremonia de canonización de la beata española Bonifacia Rodríguez de Castro, fundadora de la congregación de las Siervas de San José y gran defensora de la mujer trabajadora durante la segunda mitad del siglo XIX. Junto a ella también serán elevados a los altares los beatos italianos Luis Guanella, fundador de la congregación de los Siervos de la Caridad y de las Hijas de Santa María de la Providencia, y Guido María Conforti, fundador de los Misioneros Javerianos.
La Madre Bonifacia y el jesuita catalán Francisco Butinyà, cofundador de la Siervas de San José, tuvieron la intuición de llevar la evangelización al mundo del trabajo. «El Padre Butinyà ideó talleres textiles para que estas chicas trabajasen con las religiosas sin correr riesgos. Las mujeres se reunían en torno a Bonifacia, quien había trabajado siempre desde pequeña y nunca dejó de ser cordonera», explica Victoria López Luaces, religiosa de las Siervas de San José y postuladora de la causa de canonización.
La nueva santa, la primera nacida en Salamanca (1837), aporta a la Iglesia su visión de hermanar la oración con el trabajo. Esta unión es patente en los llamados Talleres de Nazaret en los que mujeres en riesgo de exclusión encuentran un empleo. «Se trata de algo muy actual. Si no se pierde de vista la parte profunda del ser humano, no te dejas llevar por la prisa y trabajas orando, logras la realización personal. Un trabajo bien hecho puede llevar al encuentro con Dios», afirma la postuladora.
Otra aportación de Bonifacia es la defensa de las mujeres trabajadoras. «Quiere hacer de aquellas obreras menestralas cristianas», apunta Victoria López, quien sostiene que por ello la religiosa española debería ser declarada patrona de la mujer trabajadora. Esta postura, sin embargo, no fue entendida por muchos en su tiempo. «Era una forma de vida religiosa arriesgada, por lo que fue muy criticada en Salamanca. Por ello tuvo que fundar una nueva comunidad en Zamora. Ésta fue excluida y aislada por la casa madre de Salamanca, lo que supuso una gran cruz para Bonifacia hasta su muerte en 1905».
El carisma de la Madre Bonifacia sigue hoy vivo. La mayoría de los talleres son textiles, como los presentes en Chile o en Colombia . En España hay hermanas trabajando con mujeres maltratadas y en situación desfavorecida en Madrid.
Dos misioneros canonizados
Luis Guanella y Guido María Conforti serán también canonizados hoy junto a la madre Bonifacia. El milagro que llevará Luis será la curación de un joven que sufrió un accidente mientras patinaba. El segundo será la curación de un niño brasileño que padecía de hipoxia.
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