Santiago de Chile

Marcelo quiropráctico: «Los futbolistas deberían recurrir a la quiropráctica»

«Nací en Santiago de Chile en 1964, estoy casado, tengo un hijo y me siento especialmente orgulloso de mi mujer. No me arrepiento de nada porque creo que todo lo que he hecho me ha conducido hasta aquí. Valoro la autenticidad, detesto la falta de gratitud y perdono y olvido, por supuesto».

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–Dígame, ¿un quiropráctico es un mago?
–Para nada, es un doctor.

–¿Entonces por qué tiene esas enormes colas de pacientes y cuentan casi milagros de usted?
–Porque el quiropráctico ante todo es un maestro. Explica cómo funciona su cuerpo y cómo la persona es inteligente si sigue sus indicaciones.

–¿Para la quiropráctica, el deporte es salud?
–Sí y no. Si no puede adaptarse, entonces pasa a ser un insulto para el cuerpo que terminará lesionándolo. Al final todo es un problema de adaptación. Cuanto más sanos, mejor adaptación. Ayudamos al cuerpo descansando, respirando aire puro, comiendo alimentos que nos dan energía, haciendo ejercicio (caminar es lo mejor que podemos hacer), teniendo una actitud positiva y manteniendo un sistema nervioso funcionando correctamente. Haciendo esto tu cuerpo estará mucho más fuerte y podrás pedirle mucho más en el deporte sin que se lesione.

–¿Pero qué es la quiropráctica?
–La OMS la define como la rama de las ciencias de la salud que estudia los problemas del sistema músculo-esquelético, especialmente los de la columna vertebral y sus efectos sobre el sistema nervioso y la salud en general. Me explico: el sistema nervioso controla y coordina el funcionamiento de todos los órganos, glándulas y tejidos del cuerpo humano. Una subluxación vertebral, lo que normalmente llamamos un pinzamiento de un nervio, interfiere en la comunicación del cerebro con el resto del cuerpo, afectando así a su funcionamiento correcto. El quiropráctico corrige esos pinzamientos devolviendo al cuerpo su capacidad innata de autocuración.

–Sólo hay doscientos quiroprácticos en España, pero en Estados Unidos los deportistas tienen su quiropráctico de cabecera como aquí tienen fisioterapeuta.
–Por supuesto. Todo deportista de élite necesita que su cuerpo esté rindiendo al ciento por ciento. La diferencia entre una medalla de oro y una de plata muchas veces no llega a un segundo. La quiropráctica equilibra la química del cuerpo para que rinda al máximo de sus posibilidades. Para un deportista ésta es una ventaja que incrementará notablemente sus probabilidades de victoria. En una persona que esté luchando con un problema de salud, victoria puede significar vivir o morir: tener la química equilibrada y un sistema nervioso funcionando correctamente podrá darle ese extra que necesitará para vencer esa enfermedad.

¿Y cuándo hay que acudir a uno y cuando al otro?
–Si el problema es muscular, un fisioterapeuta te va a ayudar muy bien, porque su especialidad son los músculos, pero si el problema es neurológico es al quiropráctico al que tienes que visitar.

–A usted el dopaje le parece puro veneno incluso cuando es legal, ¿cree que hay dopaje del ilegal en el deporte español?
–No tengo ni idea, no me meto en ese mundo. Yo me meto en el mundo de tu propio cuerpo y hago que esté lo más fuerte posible para que desde esa situación pueda rendir mejor.

–Lo que no se cura con nada es lo que duelen los goles del equipo contrario, ¿le gusta el fútbol?
–Si te digo la verdad, bastante poco. Corro, monto en bici, pero no sigo el fútbol probablemente porque soy muy malo. No tengo ni equipo.

–¿Y qué le recomendaría a todos esos jugadores que juegan medio remendados, pinchados y al borde de romperse en cualquier momento?
–Que vayan sin duda al quiropráctico. Yo he trabajado con muchos futbolistas, que han llegado a mis manos ya muy machacados, y he visto lo que les ha ayudado la quiropráctica. Sería ideal que los futbolistas en activo recurriesen a ella, les ayudaría mucho y jugarían mucho mejor.

En primera persona
«Nací en Santiago de Chile en 1964, estoy casado, tengo un hijo y me siento especialmente orgulloso de mi mujer. No me arrepiento de nada porque creo que todo lo que he hecho me ha conducido hasta aquí. Valoro la autenticidad, detesto la falta de gratitud y perdono y olvido, por supuesto. Me gusta aprender, soy bastante generoso y auténtico y no me iría a una isla desierta sin mi mujer. Me encanta el agua y si es alcalina mejor, y soy bastante vegetariano. Tengo la manía del perfeccionismo, pero me lo estoy trabajando. Sueño mucho con que estoy acabando la carrera y como me quedan las matemáticas de primero no me puedo graduar…De mayor me gustaría volver a ser niño y si volviera a nacer sería quiropráctico, sin duda».