Viena

OPINIÓN: In Memoriam

La Razón
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José Antonio Iñiguez Herrero, fallecido el pasado 24 de junio, nació en Alcalá de Henares en 1929. Realizó estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y en la Escuela de Arquitectura de Madrid, donde se tituló en 1958.
Al terminar se inició en la restauración como arquitecto adjunto a la Comisaría General del Patrimonio Artístico a la vez que abría un pequeño estudio y actuaba como director artístico de los Talleres de Arte Granda de Madrid.
A toda esta actividad se unía la docencia en la Escuela de Arquitectura de Madrid. Muchos arquitectos conservan como curiosidad bibliográfica, sus Apuntes de la Cátedra de Historia de la Arquitectura, publicados en 1962, en los que ilustraba con dibujos de su propia mano los mejores ejemplos de la arquitectura de la Antigüedad.
 Ordenado en 1964 sacerdote de la Prelatura del Opus Dei, se trasladó a Viena durante cinco años. A su regreso en 1970, se afinca definitivamente en Valladolid dedicándose a la pastoral universitaria. Con la creación de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, se hizo cargo de las asignaturas de historia del arte y arqueología cristiana.
Además de textos docentes, Iñiguez publicó libros de espiritualidad, cuentos y relatos, biografía y ensayo.
Quienes le conocieron recuerdan su carácter afable, su sencillez y su característica sonrisa con la que acogía a los que a él acudían.
En los últimos veinte años luchó con un cáncer que acabó por minar su salud.
Pocos conocían sus dolencias. Dio ejemplo de fortaleza y laboriosidad hasta el final.

Catedrático de la Escuela de Arquitectura de Valladolid