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Mullan perdido y equivocado

La Razón
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Estamos encantados de que nuestra esperanza de vida sea mucho mayor que hace cien años. Lástima que no nos previnieran de una enfermedad terrible que llega con la vejez. Esta reflexión viene motivada por la proyección fuera de concurso de «Bicicleta, cuchara, manzana», de Carles Gosch. Estas palabras se le dicen al que se somete a un diagnóstico de alzhéimer. Minutos después se le pregunta por ellos y ya no se acuerda. Se trata de un magnífico documental que arranca en el momento en que Maragall reconoce públicamente que lo padece y la cámara sigue su vida hasta dos años después. Entrevistas, viajes, declaraciones y el progresivo deterioro, la problemática familiar, cómo lo más lejano se recuerda mejor. El valor enorme de esta cinta es el cúmulo de opiniones y trabajos, además de la figura del que fue presidente de la Generalitat y alcalde de Barcelona. En la misma jornada se presentó «Neds», de Peter Mullan, un título que responde a las siglas «no educados y delincuentes». Se trata de jóvenes malos desde el colegio metidos en bandas, drogas, sumergidos en el mundo violento de la calle. Mullan, actor fetiche de Loach, despuntó como director con «Las hermanas de la Magdalena». Aquí se pierde y se equivoca con el guión (que firma él) y en muchos momentos de la dirección. Cuatro horas y dieciséis minutos dura la otra película a competición, «Misterios de Lisboa», de Raúl Ruiz, un director que destacó en los sesenta con «Tres tristes tigres», una cinta de culto. Sin embargo, ésta es una historia con demasiados diálogos en la que las imágenes son sólo ilustrativas. Mejor leer la novela en que está basada: las imágenes de nuestra imaginación serán mejores.