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Patriotismo de baratillo por Margarita Bustamante

La Razón
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Con la Proposición de Ley para la delegación de competencias del Guadalquivir, los políticos andaluces han demostrado que nuestra comunidad necesita un cambio urgente en la forma de gestionar los asuntos públicos de todos los ciudadanos. La iniciativa aprobada por nuestro Parlamento con la unanimidad de todas las fuerzas políticas es una forma de andalucismo tan trasnochada como casposa y sobre todo refleja una concepción de la política ajena a los problemas y preocupaciones reales de la gente.

A los usuarios del Guadalquivir lo único que nos interesa es salir del atolladero económico y administrativo en que se encuentra nuestra cuenca, tras la fallida transferencia del Guadalquivir. Y lo último que queremos es que los políticos pierdan ni un minuto ni un euro más enredando una madeja que ellos mismos saben que no puede desliarse, porque todo lo que sea fragmentar la gestión de las cuencas es inconstitucional.

Desde Feragua estamos convencidos de que la tramitación nacional de esta iniciativa no superará la barrera del Consejo de Estado. Sabemos que esa convicción es además compartida por los dos grandes partidos mayoritarios nacionales y, aún así, las fuerzas políticas del arco parlamentario andaluz han votado unánimemente a favor de continuar con esta pantomima.

Yo creo que los ciudadanos de a pie tenemos una concepción muy distinta de lo que es ese sentimiento. Como andaluza con derecho al voto, yo pediría a los representantes andaluces que elegimos y pagamos que demostraran su sentimiento andaluz volcándose en las cuencas sobre las que tienen competencias, y que hoy día tienen sumidas en el abandono. Hace años que no se convoca una junta de gobierno o una comisión de trasvase en nuestras cuencas litorales. Hace años que no se renuevan los cánones y tarifas. Hace años que muchas inversiones se encuentran paralizadas y muchos papeles enterrados en el fondo del cajón. Qué mejor forma de andalucismo que desatascar todo ese embotellamiento.

No es momento ni para patriotismos de baratillo, ni para argucias electorales. Es momento para trabajar de verdad por Andalucía y para Andalucía. Y en política de aguas, no hay fórmula más eficaz que la gestión por cuencas. Comunidades como la murciana y la valenciana lo han comprendido muy bien y han planteado ya sendos recursos de inconstitucionalidad contra la reciente reforma de la Ley de Aguas, precisamente porque rompe ese principio de unidad de cuenca. Como la esperanza es lo último que se pierde, espero que el Parlamento andaluz rectifique y se entere de una vez de las necesidades de los ciudadanos.

 

Presidenta de Feragua