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Cameron se defiende

El «premier» asegura que el veto a la UE fue una decisión correcta, aunque difícil. Clegg no acude a la tensa sesión en los Comunes

David Cámeron interviene en el debate sobre el rechazo al pacto para control fiscal de la Unión Europea
David Cámeron interviene en el debate sobre el rechazo al pacto para control fiscal de la Unión Europealarazon

Hay ausencias que valen más que mil palabras y Nick Clegg es consciente de ello. Lo puso de manifiesto ayer, al no acudir a la Cámara de los Comunes. La cita era de suma importancia. Por dos razones. Primero, porque David Cameron explicaba a los diputados por qué se desmarcó el viernes de la Unión Europea. Segundo, porque el «tory» y el liberal demócrata –o dicho de otro modo, el euroescéptico y el europeísta– se veían las caras por primera vez tras la cumbre. Clegg había criticado duramente el domingo a su colega por el aislamiento al que ha dejado a las islas y todos ansiaban ver cómo iban a actuar de cara al público. Pero no fue posible. El sitio del «número dos» del Ejecutivo quedó vacío.

El viceprimer ministro explicó que no quería ser «motivo de distracciones». Pero lo cierto es que con su ausencia se convirtió, una vez más, en el protagonista de la jornada. Las opiniones en Westminster fueron para todos los gustos. Algunos le acusaron de «cobarde», otros dijeron simplemente que había sido consecuente con sus ideas.

El día anterior, Clegg había dejado muy claro que Cameron y él tenían opiniones muy diferentes sobre cómo se había desarrollado el encuentro de los líderes europeos y sentarse a su lado en silencio se habría interpretado como un gesto de apoyo. Cuando es todo lo contrario. El liberal demócrata señaló que dos formaciones tenían planteamientos completamente opuestos y él iba a defender con uñas y dientes la pertenencia de Londres al bloque de los Veintisiete.

Ante el sitio vacío, los rumores sobre una ruptura en la coalición empezaron a correr, de nuevo, como la pólvora. Pero Clegg recalcó luego en una brevísima intervención en la BBC que conservadores y liberal demócratas seguirán juntos hasta 2015, fecha prevista para las próximas elecciones. La estrategia del viceprimer ministro hizo que la intervención de Cameron quedara relegada a un segundo plano. Aunque su discurso no aportó nada nuevo. El «premier» volvió a insistir en que había hecho lo «correcto» para el país. Aseguró que acudió a la cumbre de «buena fe» y que las salvaguardias que planteó a cambio de que Londres participara en el acuerdo fueron «modestas, razonables y pertinentes». Pero ante la negativa de Francia y Alemania no tuvo opción. Eso sí, para el ala más radical de sus filas dejó un mensaje: «Reino Unido sigue siendo un miembro pleno de la UE y los acontecimientos de la semana pasada no cambian en nada esto». En otras palabras, esto no es el principio del fin. «La pertenencia a la UE es vital para nuestro interés nacional puesto que el país necesita el Mercado Único para el comercio, la inversión y el empleo. Estamos en la UE y queremos estar», señaló. Hay muchos que han criticado estos días a Cameron –incluso voces dentro de sus propias filas– por haberse doblegado a los intereses de sólo un sector de la formación. Pero con sus palabras, el líder conservador dio a entender que no va a hacer todo lo que los euroescépticos le pidan. Con todo, parece que los «tories» más radicales sigue adelante con sus planes. Según publicó ayer «The Guardian», algunos diputados están manteniendo encuentros con representantes del Foreign Office para tratar cuáles serían las competencias que, a su entender, deberían ser repatriadas a Westminster.

Estas reuniones se estarían convocando al mismo tiempo que sus colegas de coalición están llamando a representantes europeos precisamente para reforzar los vínculos con la UE. El rotativo también afirmó ayer que las acusaciones de Clegg a Cameron pudieron ser motivadas por una amenaza de dimisión de Vince Cable, ministro de Negocios y figura clave para la tercera formación. También se escuchó que el ministro de Justicia, el conservador europeísta Ken Clarke, podría haber presentada su carta a Cameron, pero ayer, tanto uno como otro, desmintieron los rumores.

Con todo, está claro que los dos partidos tendrán que limar sus asperezas. Aunque, pese a sus desavenencias con la postura adoptada en Bruselas, son los laboristas quienes salen peor parados en todo este asunto. La actuación de Ed Miliband como líder de la oposición está siendo bastante cuestionada. El sucesor de Gordon Brown aún no ha dicho cuál habría sido su decisión en la cumbre y ahora tiene complicado enfrentarse en este punto a Cameron por el apoyo que ha recibido en las encuestas.


Van Rompuy y las prisas del pacto
El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, apuntó ayer que la exclusión de Reino Unido del acuerdo logrado en la última cumbre europea se debió sobre todo a las prisas por cerrar el pacto antes de la apertura de las bolsas el viernes. Otro inconveniente, según el presidente del Consejo, es que el primer ministro británico, David Cameron, no presentó por escrito su petición en el inicio de la reunión.