París
Francia se blinda ante la ira islamista
Ordena el cierre de embajadas y escuelas en países musulmanes. Al Qaeda amenaza con matar a los rehenes franceses por las viñetas
PARÍS- El objetivo no era sólo romper el tabú de la religión y de los extremismos, sino disparar las ventas. Prueba superada. Con sus polémicas caricaturas de Mahoma, «Charlie Hebdo» batió ayer todos sus récords. En apenas unas horas, los 75.000 ejemplares del semanario satírico desaparecieron de los quioscos. Algunos lectores, picados por la curiosidad de descubrir las vilipendiadas viñetas en las que el profeta aparece desnudo y en posiciones algo obscenas. Otros, con la intención de agotar las existencias, como en el parisino barrio de Belleville, donde hay una importante comunidad magrebí, para luego destruirlos como gesto de rechazo e indignación. El Ejecutivo, que teme que esta nueva tira humorística desencadene reacciones contra los intereses de Francia, decidió ayer reforzar la seguridad en unas decenas de países musulmanes en los que se ha decretado el cierre de embajadas, consulados, escuelas y centros culturales mañana, día de oración. «Esperamos que no haya incidentes y al mismo tiempo tomamos precauciones», declaró el ministro de Exteriores, Laurent Fabius, que advirtió de los «peligros» de «echar aceite al fuego», calificó la iniciativa de poco oportuna y poco inteligente y llamó a la «responsabilidad» de cada uno. La víspera, el número uno del Gobierno, Jean Marc Ayrault, apeló a «evitar los excesos» en el actual clima de tensión e invitó ayer a que quien pueda sentirse ofendido acuda a los tribunales. Es lo que hizo una asociación que ha denunciado a los responsables de «Charlie Hebdo» por «provocación al odio racial y religioso».
La revista, por su parte, ha iniciado acciones legales tras el pirateo de su web, que ayer estuvo inaccesible durante horas. La iniciativa del semanal satírico, que reincide tras criticar unas polémicas viñetas contra el islam en 2006 y 2011, ha puesto al Gobierno francés entre la espada y la pared. En la difícil tesitura de defender la libertad de expresión sin aprobar, toda vez, la publicación de los controvertidos dibujos en un momento de tensión en el mundo musulmán tras la difusión de un vídeo considerado islamófobo. Una tibia postura que ayer criticó el director del semanario, Charb, quien alentó al primer ministro a «no dejarse impresionar por una banda de payasos ridículos que se manifiestan ante la Embajada de EE UU» y «apoyar más la libertad de prensa». También justificó la decisión de su revista por el derecho a la crítica y la provocación independientemente de las circunstancias. «Si se tuviera que tener en cuenta el contexto mundial, éste nunca sería propicio para poder reírse del islam radical», aseguró Charb, para quien aceptar esos condicionantes supondría el fin de la prensa satírica.
El Gobierno socialista busca por todos los medios evitar que se importe a Francia una polémica que nada tiene que ver con ella y que podría degenerar en actos de violencia en algunas zonas sensibles y suburbios del país. El pasado fin de semana una protesta contra el vídeo antiislámico ante la embajada estadounidense en París, organizada por grupúsculos radicales, se saldó con la detención de un centenar de personas. En este sentido, el primer ministro confirmó ayer la prohibición de una convocatoria en la plaza de Trocadéro prevista para el sábado. El Gobierno, no obstante, también teme las consecuencias en el exterior. Ayer Al Qaeda para el Magreb Islámico amenazó con asesinar a los franceses secuestrados en Níger como represalia por la publicación de las caricaturas.
Si la clase política está dividida entre la defensa de la libertad de prensa y la «inoportunidad» de las caricaturas, la mayor parte de las organizaciones religiosas de todas las confesiones las han condenado. Para el rector de la Gran Mezquita de París, Dalil Boubakeur, que ayer llamó a la calma a la comunidad musulmana de Francia, «es extremadamente peligroso e irresponsable» repetir «las mismas estupideces y calumnias». Los representantes del culto musulmán fueron recibidos por el ministro del Interior, Manuel Valls, que prometió firmeza en caso de incidentes, pero también previno del riesgo de confrontación.
El Vaticano, por su parte, señaló que la publicación de las caricaturas es «echar más gasolina al fuego» tachando de «discutible» la decisión del semanario. En la misma línea, se pronunció la Casa Blanca que, aunque defendió la libertad de expresión, cuestionó la utilidad de las caricaturas.
Mientras tanto, la difusión del video antiislam sigue suscitando violentas reacciones. Ayer varios grupos egipcios de defensa de derechos humanos solicitaron la liberación de un cristiano copto al que se acusa de haber subido a internet la grabación. Alber Saber, un informático de 27 años, fue detenido la pasada semana.
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