Música

Buenos Aires

Pimpinela: la bronca eterna

«Hace dos años y un día que vivo sin él...». El que es capaz de continuar esta primera frase de corrido, remata el estribillo de pie y dramatizando como sólo lo haría cantando el «Morir de amor» de Camilo Sesto. No hay pareja artística que haya discutido más y se lo haya contagiado al público

Pimpinela: la bronca eterna
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Gritos sin llegar al insulto con partitura de por medio, para que la bronca suene mejor. Es la filosofía que encumbró a Pimpinela. «Vete, olvida mi nombre, mi cara, mi casa y pega la vuelta». Un estribillo que en conciertos como el de ayer y hoy en Madrid suena a karaoke.

Porque a Lucía y Joaquín apenas se los oye entre los fans que se ponen en el papel del marido y la despechada. Y así desde que en 1984 desembarcaran en España con ese tema. «Es nuestro himno, el que nos abrió el camino en el mundo de la canción y que resume la vocación teatral de Lucía y mi pasión por componer», explica Joaquín sobre el tema –que presentan en esta ocasión a ritmo de reaggeton– y que ahora repasan en una gira los más de 25 años sobre el escenario y que ya celebraron con su disco «Diamante». «No nos hartamos de cantarla, porque la vamos renovando y a la gente le gusta cada uno de los cambios que introducimos», comenta el hermano mayor. «Es una auténtica terapia de pareja para desahogarse, romper, reconciliarse y seguir como si no pasara nada cuando suena la última nota», aconseja Lucía. «Todavía hay algún despistado que cree que estamos casados. Eso quiere decir que interpretamos muy bien», bromean ambos.

Pero Pimpinela es mucho más que una canción. Son 18 millones de discos vendidos por todo el mundo que los llevaron a principios de año a estrenar un musical, «La familia», del que ayer mostraron algunas pinceladas. «Repasa la historia de nuestros padres, cuando tuvieron que huir de España en los años 50, como otras muchas familias, para salir adelante y cómo vivieron en Buenos Aires el desarraigo, el espíritu de sacrificio y la lucha por salir adelante», explica Joaquín, que todavía recuerda sus escapadas adolescentes a Asturias.

Siempre solidarios

Y aunque acumulan en casa premios en cada esquina, cuesta creer que no tengan en la estantería de trofeos un Grammy a la trayectoria profesional. «No nos detenemos en esas cosas. Además, eso no depende tanto de la calidad del artista, como de las peticiones y acuerdos de las compañías musicales», sentencia Lucía. En lo que sí se entretienen es en el hogar para jóvenes con riesgo de exclusión social y en el centro para niños con síndrome de Down en Buenos Aires. «Es lo menos que podemos hacer», dicen los dos sin discusión de por medio.


Aupados por Luis Aguilé
Fue su mentor: «Cantábamos en grupos diferentes, pero nuestra madre nos quería unidos. En ese momento apareció Luis Aguilé, escuchó un tema nuestro, nos recomendó que siguiéramos juntos y llevó una maqueta a su compañía de discos», detalla Joaquín. Así nació Pimpinela y así continúa, con muy buena salud, sobre todo después de que Lucía sufriera en junio una isquemia cerebral tras un concierto. «Afortunadamente, estoy bien, todo está controlado y tengo la próxima revisión en tres meses», detalla.