Nueva York

Violencia global sin discurso

Las imágenes de protestas, altercados y desalojos han dado la vuelta al mundo a lo largo de este año para mostrar una corriente heterogénea vacía de contenido y objetivos

Violencia global sin discurso
Violencia global sin discursolarazon

EE UU
De acampar en pleno Manhattan al olvido
Marta Torres / Nueva York

Inspirados por las protestas contra las medidas de austeridad en Grecia y España junto con las manifestaciones de la Primavera Árabe, Ocupa Wall Street se concibió en junio de 2011 como una «ocupación» en la zona del bajo Manhattan. Más tarde, el 17 de septiembre del pasado año tuvo lugar la primera gran concentración en Zuccotti Park, en la zona financiera de Nueva York. A la misma, siguieron cinco manifestaciones en octubre. Una en la sede la Policía de Nueva York, otra en el puente de Brooklyn, una tercera en la zona del bajo Manhattan y una última en Times Square. En mayo, con motivo del Día del Trabajador, se convocó otra en contra de Wall Street.
Con el eslogan «We are the 99%» («Somos el 99%», en referencia a la falta de igualdad de distribución de riqueza en Estados Unidos, donde los ricos representan el uno por ciento de la población), critican la avaricia, corrupción e influencia de las grandes corporaciones en el Gobierno.
Las concentraciones se han desarrollado sin apenas incidentes, tan sólo las imágenes de los desalojos de los manifestantes que acamparon en Zuccotti Park. Sin embargo, la falta de discurso y de líderes concretos han sido las grandes características de un movimiento que, pese a colarse en los medios de comunicación de Estados Unidos, apenas ha generado un debate real que llegara a la población.

REINO UNIDO
Insalubridad a las puertas de la catedral de Londres
Celia Maza / Londres

El movimiento de los indignados no pasó en absoluto desapercibido en Reino Unido. Londres se convirtió en el escenario perfecto para corear un cambio de sistema. Concretamente fue a las puertas de la catedral de San Paul donde encontraron cobijo. Lo improvisado surgió efecto porque en cuestión de horas el campamento pasó a ser el centro de atención y hubo pequeñas réplicas en otras ciudades del país. Miles de curiosos y simpatizantes se acercaban cada día para darles comida o incluso libros para su tienda-universidad, pero la preocupación por la seguridad y la salubridad llevó a la catedral a cerrar sus puertas por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, con unas pérdidas de unas 20.000 libras (unos 23.000 euros) diarias. Fue todo un escándalo.
La plaza era propiedad de la corporación local y de la catedral. En un principio, ambas autoridades empezaron acciones legales para que desalojaran la zona, pero la Iglesia anglicana abandonó luego su lucha pidiendo que todo se hiciera de manera pacífica. La City continuó entonces sola la batalla legal para desmantelar el campamento. El 18 de enero, un tribunal había dado luz verde para desmantelar el campamento y la Policía terminó desalojándolo en la madrugada del 28 de febrero. La pregunta que hoy se hacen muchos es: estos cuatro meses, ¿han cambiado algo?

FRANCIA
Los grupos más radicales se hicieron «indignados»
Álvaro del Río /París

Es el país de Stéphane Hessel, autor del tan traído «Indignaos», publicado en el mundo entero, pero aquí el fenómeno no ha calado. Quizá porque en Francia existe un fuerte movimiento asociativo y sindical que ya canaliza toda una serie de reivindicaciones , parecidas a las de los «indignados». También, porque los diplomados galos, a diferencia de otros lugares, confían en ingresar en el mercado de trabajo sin pasar necesariamente por la precariedad. Además, la perspectiva de las elecciones presidenciales galas que acaban de celebrarse ha llevado a muchos descontentos a depositar sus esperanzas de cambio en las urnas, antes de salir a la calle. Pero si las promesas no se cumplen, la más mínima chispa podría desencadenar un movimiento de protestas. En la galaxia de los «indignados» franceses se inscriben colectivos conocidos por la radicalidad de sus acciones. Es el caso de «Jeudi noir» (Jueves negro), cuyos activistas no dudan en desembarcar masivamente perturbando las visitas concertadas a pisos destinados al alquiler u ocupar edificios deshabitados. Más agresivo todavía, «L'appel et la pioche», un colectivo radical de izquierdas, que se dio a conocer por la organización de «picnics» salvajes en supermercados donde sus militantes se sirven y consumen a su antojo vulnerando toda regla.

ITALIA
La guerrilla urbana desató el caos en las calles de Roma
Darío Menor / Roma

La izquierda italiana, siempre tan necesitada de referencias exteriores, halló en el 15-M una fuente de inspiración. El enorme hartazgo popular frente a Silvio Berlusconi, que gobernaba entonces, unido al radicalismo de unos pocos, hizo que Roma fuera protagonista en la gran cita del movimiento del pasado 15 de octubre, cuando se celebraron manifestaciones en casi 1.000 ciudades de más de 80 países. Las imágenes de la guerrilla urbana desatada por grupos de violentos en la capital italiana dieron la vuelta al mundo. En los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, acabó ardiendo hasta un furgón policial. Se produjeron además saqueos a negocios e incluso los radicales asaltaron una parroquia y destrozaron una imagen de la Virgen. Con motivo del primer aniversario del 15-M, los «indignados» italianos tienen previsto realizar este fin de semana una acampada en las Termas de Caracalla, en Roma, donde se llevarán a cabo asambleas para analizar la situación del movimiento y proponer medidas para salir de la actual crisis económica y social que vive el país. El otro punto donde se reunirán y discutirán los «indignados» transalpinos es la plaza de San Juan de Letrán, en Roma. El martes día 15 de mayo está previsto que celebren una manifestación que concluirá en este lugar.