Valencia
Un hospital con alma
Dicen que se debe ser de una pasta especial para ayudar a los demás. En La Fe de Valencia hay muchos ejemplos de personas así.
Valencia- Como recién llegado, el hospital La Fe de Valencia ha tenido que presentarse no sólo a los vecinos del barrio de Malilla, sino también a los enfermos, a los que ha tratado de hacerles ver las ventajas que presentan las nuevas instalaciones respecto a las antiguas de Campanar. Una de ellas es la que tiene que ver con el trabajo que desarrollan las asociaciones de pacientes y voluntarios.
La coordinadora de esta unidad, perteneciente al Servicio de Atención e Información al Paciente (SAIP), Maribel Mármol, explica que tanto los grupos como aquellos que quieren ayudar, celebran el traslado. De hecho, el nuevo centro cuenta con dos salas donde asociaciones y voluntarios pueden reunirse y celebrar actividades.
Del nuevo hospital se llevan una buena opinión durante las visitas que se han organizado durante las últimas semanas. La señalización les resulta «muy buena» y valoran «muy positivamente» que se les consultara a la hora de elegir el mobiliario.
Mejor están también los pacientes que participan en el programa Hospi-Esport de deporte adaptados en los hospitales que dirige Eugenio Jiménez. En él se ayuda a los que han sufrido una tetraplejia o amputación a superar el día a día a través de la práctica deportiva. Como el caso de Germán, un aficionado al ciclismo al que un coche «se llevó por delante» y al que le faltó el tiempo para volver a hacer deporte, ahora desde su nueva condición. O como Vicente Gil, que ha llegado a ser subcampeón en los Juegos Paralímpicos. «Hay que ser de una pasta especial para hacer este trabajo, pero es muy gratificante».
De voluntarios y compromisos
- Existe pocos hospitales en España que firmen con los voluntarios un acuerdo de compromiso y confidencialidad. En el de La Fe se lo toman en serio y van a crear un programa para formar a todos aquéllos que desean ayudar a los demás. Hay 40 voluntarios esperando. El más joven, de 16 años, de los mayores jubilados hay unos cuantos, pero todos tienen la misma voluntad y unas ganas enormes de contribuir a la recuperación del enfermo.
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