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Rashad M Ismail: «Las bajas no nos debilitan seremos más poderosos»

La Razón
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MADRID- Rashad Mohamed Ismail, uno de los líderes de Al Qaida en la Península Arábiga y amigo de Ben Laden, está convencido de que su muerte no debilita a la organización terrorista y que tan solo supone un nuevo capítulo en «nuestra guerra contra Estados Unidos y sus aliados». En una entrevista con el periódico «Yemen Times», Mohamed Ismail, también conocido como Abu Al-Fida, asegura que Ben Laden ha sido una fuente de inspiración espiritual para los combatientes islamistas en todo el mundo. Y añade que «si algún día se prueba que ha muerto, no tendrá ningún impacto significativo para nosotros, porque su influencia era solamente simbólica». «Siempre quiso ser un mártir», indicó. «Y nos alegramos de que lo haya conseguido para la causa de la yihad y del islam».
Sobre los efectos que el descabezamiento pueda tener sobre la organización, Rashad Mohamed Ismail considera que no traerá «grandes cambios» porque Al Qaida «tiene una composición descentralizada tanto a nivel financiero como a nivel organizativo».
En la entrevista afirma que todas las ramificaciones de Al Qaida comparten objetivos estratégicos y una misma ideología, pero «el control central sobre las distintas ramas de Al Qaida es mínimo, y ha sido así desde el año 2001». Según Mohamed Ismail, «lo que une a los miembros de Al Qaida son sus creencias, ideas y objetivos, no su culto a una individualidad».
«Al Qaida –añade– ha sufrido numerosas pérdidas trágicas en el pasado y siempre fue capaz de hacer frente a sus retos. Estas pérdidas no nos han debilitado, más bien nos han hecho más poderosos y han dado más impulso a la organización». A la hora de apostar por un posible sucesor, apuesta por Ayman Al-Zawahiri: «Todas las ramas de Al Qaida aprobarían su elección y todos los movimientos yihadistas confían en él. Tiene experiencia y está cualificado», asegura. «Todas las ramificaciones tienen derecho a tomar una decisión sobre este asunto. Esto incluye a las de Afganistán, Al Qaida en Irak, en la Península Arábiga, en el Magreb islámico, en Yemen, así como en Somalia y Chechenia».