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Crece el temor a que el congreso del PSC acabe por dividir el partido

Hay un temor que se extiende en las filas del Partit dels Socialistes y es que el congreso de la semana que viene se salde con una renovación de la dirección, sí, pero con una ruptura del partido, también.

JOAN IGNASI ELENA El ex alcalde de Vilanova i la Geltrú parte con la mayor desventaja de los cuatro candidatos. Nou Cicle, la corriente que agrupa a los «obiolistas», no es mayoritaria en el seno del PSC.
JOAN IGNASI ELENA El ex alcalde de Vilanova i la Geltrú parte con la mayor desventaja de los cuatro candidatos. Nou Cicle, la corriente que agrupa a los «obiolistas», no es mayoritaria en el seno del PSC.larazon

BARCELONA– El reglamento del PSC establece que los candidatos a primer secretario se someten a votación junto con su propuesta de comisión ejecutiva. Esto significa que si los cuatro aspirantes a dirigir el partido (Pere Navarro, Miquel Iceta, Àngel Ros y Joan Ignasi Elena) llegan hasta el final, tres de ellos quedarán apartados de la cúpula como perdedores. Hay dos maneras de evitar este extremo: cambiando el reglamento (permitiendo una votación separada a primer secretario y luego a la ejecutiva) o integrando candidaturas antes de la votación.

El alcalde de Terrassa, Pere Navarro, es el claro favorito a convertirse en el relevo de José Montilla y es partidario de analizar el cambio de reglamento. Es el aspirante que ha recibido apoyos más significativos –por ejemplo, el del PSC de Barcelona– y el que menos ha titubeado a la hora de decir que no contempla integrarse en otras candidaturas. Navarro se ha mostrado favorable a integrar a Ros y Elena en su ejecutiva, pero para eso sería necesario, tal y como está ahora el reglamento, que ambos renunciaran a la carrera para liderar el PSC y se fundieran en la lista del alcalde de Terrrassa.

Renuncias
Los movimientos de fusión entre candidaturas, es decir, las renuncias a primer secretario prometen ser las grandes protagonistas de los próximos días, antes del congreso que se inicia el próximo viernes, día 16. No sorprendería, por ejemplo, que Iceta se apeara de la carrera a líder del PSC porque, al fin y al cabo, el viceprimer secretario ha dejado algunas pistas que apuntan en este sentido. La primera, explicando que sólo se presentaría a la votación si conseguía una candidatura integradora (algo que no parece que vaya a suceder) y la segunda, admitiendo que su figura no es la que mejor encarna la renovación que reclama el partido. A eso hay que añadir, su afinidad con Pere Navarro.

Ros, por su parte, ya se ha postulado a favor de que los 830 delegados que votarán en el congreso elijan por una parte al «núcleo duro» del partido –entre ellos, al primer secretari– y, por otra parte, a la ejecutiva. Este modelo es, de hecho, el que practica el PSOE, que primero escoge al secretario general y luege éste busca una dirección con cierto ánimo de consenso para integrar a otras facciones. «Si votas primero el núcleo duro de la ejecutiva y enfrentas democráticamente varias opciones, el que gana tiene después la obligación de hacer una ejecutiva que puede ser más de integración que con el método actual», resumió.

Así las cosas, presumiblemente se iniciará el congreso del PSC el viernes analizando un cambio de reglamento que facilite el consenso entre candidaturas. No obstante, el problema es que haya delegados que consideren improcedente este cambio con el argumento de que no se pueden modificar las normas llegado el inicio del congreso.

Hay otras incógnitas en el cónclave del PSC, como, por ejemplo, qué voto de castigo recibirá el informe de gestión de la dirección saliente. En cierta manera, sería lógico que fuera significativo porque el último ciclo electoral ha sido (autonómicas, municipales y generales) el peor de su historia. Sin embargo, la intención de los rostros más representativos del PSC no es humillar a la cúpula siguiente y, por eso, lo esperable es que se apruebe el informe con holgura.

A partir de aquí, será el momento de lograr el consenso con los diversos sectores del partido y encontrar un sitio a los catalanistas, a los jóvenes dirigentes en torno a 40 años, a los pesos pesados del territorio –Manuel Bustos, alcalde de Sabadell y Antonio Balmon, alcalde de Cornellà, están llamados a aumentar su protagonismo– y a algunos rostros de la actual dirección del partido. Todas las partes implicadas consideran que se dan las circunstancias para que haya unidad, pero falta materializarlo.