Barcelona
La Diada acaba con un «Adiós España» mientras los radicales queman una foto del Rey
Durante la celebración, el cantautor Xavier Ribalta dio voz al texto que acababa con un simbólico «¡Adiós España!»
Los radicales quisieron hacer oír su particular voz en la celebración de la Diada en la que sólo hubo tranquilidad en el acto institucional y la ofrenda ante el monumento a Rafael Casanova. Si por la mañana los convocantes de la manifestación para jalear a los presos políticos burlaron la prohibición de la Audiencia Nacional; la situación en el centro de Barcelona por la tarde no fue menos tensa.
Dos encapuchados aprovecharon la manifestación independentista para quemar una fotografía del Rey, y después otro grupo hizo lo mismo con una bandera de España de grandes dimensiones y otra francesa. Al cierre de esta edición, los Mossos d'Esquadra no habían realizado detenciones, aunque lo cierto es que tampoco se vieron agentes durante el acto pese a que el Fossar de les Moreres es el punto de exaltación soberanista por excelencia de la Diada.
Fin de la marcha
La quema se produjo al final de la marcha cuando, tras avanzar por las calles del centro de Barcelona plagada de banderas «esteladas», unos radicales se desplazaron al Fossar de les Moreres, punto de exaltación independentista el 11 de septiembre. Dos personas encapuchadas procedieron a quemar la fotografía del Rey Don Juan Carlos tras rociarla con gasolina. Posteriormente, otros cuatro encapuchados quemaron la enseña española junto a la bandera francesa y se jactaron de que «después de este bonito acto, damos por finalizada la marcha».
La manifestación había sido convocada por colectivos soberanistas y partidos como ERC, la Solidaritat Catalana de Joan Laporta y Reagrupament del ex consejero Joan Carretero. No es la primera vez que se queman retratos del Rey el 11 de septiembre. Hace dos años, las juventudes de ERC, animadas por el diputado Joan Tardà, enterraron la Constitución y también atacaron a la Monarquía.
En el mismo Fossar el alcalde de Sant Pere de Torelló y delegado de la Generalitat en la Cataluña central, Jordi Fàbrega, quemó una copia del Decreto de Nueva Planta para simbolizar que España «restringe» a Cataluña.
La desafección política que tanto temen los candidatos a la Presidencia de la Generalitat se coló ayer como invitada en la fiesta de la Diada. Muchos barceloneses aprovecharon que hacía buen tiempo para despedirse del verano, lejos de la ciudad.
Y las 15.000 personas que, según señaló la Generalitat de Cataluña, participaron en el acto institucional de la Diada se contagiaron del carácter sobrio y contenido del presidente, José Montilla. Entre el público, se vieron menos «esteladas» que en años anteriores y los asistentes apenas lanzaron proclamas nacionalistas.
Ruptura con España
Sobre el escenario, la nota reivindicativa llegó de la mano del director de la ceremonia, Joan Ollé, que para rememorar el 150 aniversario del poeta Joan Maragall –abuelo de Pasqual–, eligió la «Oda a Espanya», una de las piezas del conjunto «Los tres cantos de Guerra», escritos entre 1896 y 1899, en la que acusa a España de vivir de glorias pasadas e insta a Cataluña a romper la cuerda que le une con ella. Pero no fue el único que tuvo su momento reivindicativo.
El cantautor Xavier Ribalta dio voz al texto que acaba con un «¡Adiós España!» y empieza con un «Escucha, España, la voz de un hijo que te habla en lengua no castellana». Esta apertura rendía homenaje al catalán, el hilo vertebrador del acto, por el que también desfilaron «sardanas flamencas» y jotas de estilo catalán, balear y valenciano, que vieron Montilla, sus consejeros y autoridades invitadas como la ministra de Defensa, Carme Chacón, y Jorge Fernández.
Ansias separatistas
Horas antes de que comenzase la manifestación convocada por los independentistas y en el mismo Fossar de les Moreres, el alcalde de Sant Pere de Torelló y delegado de la Generalitat en la Cataluña central, Jordi Fàbrega (arriba en la imagen), protagonizó otra quema. Ante la atenta miranda de varios independentistas hizo arder una copia del Decreto de Nueva Planta, que abolió las instituciones catalanas, para simbolizar que España «restringe» a Cataluña.
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