Buenos Aires

Marisa Paredes y Luz Casal en una boda gay por Jesús Mariñas

Marisa Paredes posa junto a Bill Anderson y Michel Meyer
Marisa Paredes posa junto a Bill Anderson y Michel Meyerlarazon

Fue una inesperada lección de ternura. Todos acabamos lagrimeando o con el vello de punta. Arrobado o un tanto ensimismado el gesto de Luz Casal, que está hermosísima tras lo que le ha pasado y lo evoca a toro pasado sin perder el aire tranquilo. Su emblemático «si tienes un hondo pesar» compartido con Mozart relegó a la manida marcha nupcial.

Emoción incontenida en los contrayentes Bill Anderson y Michel Meyer, sentimiento contagiado al casi cortejo: desde una Margarita Kramer cojeando bajo pata de gallo, al recuperado Leonardo, peluquero oficial de Isabel Pantoja. Le han intervenido de la espalda «porque ya no resistía los dolores. Todo salió bien», exultaba bajo una sonrisa. Si él contara... «¿Te pagó José Luis Moreno el pastón adeudado por retocar a Isabel?», le pregunté. «Todo está cobrado. Y lo mismo hicieron con Juan Pedro, su maquillador», contestó, aunque me aseguran que la folcrórica, siempre doliente, rompió con el productor. Sus recientes conciertos en Buenos Aires y Chile los gestionó María Navarro, que preparala gira española en ciernes. Lo domina todo, menuda es la mamá de la estupenda Lola Dueñas, que posee la delicadeza paterna, porque su progenitora va de ogro con una ferocidad aumentada con los años.

Todo se comentó al pairo casamentero, ante una Marisa Paredes con el rubio opaco predominante entre tanta testa popular. Mantiene su aire de gran dama llegada de París. «Hemos promocionado la película que hice con Catherine Deneuve. Es un encanto», argumentraba. Se la vio más relajada que cuando está con el siempre arisco clan Almodóvar.

Piluca Escrivá impactó con palabras sentidas, como Juan Carlos de la Iglesia, cuyo hermano es nuestro embajador ante las Naciones Unidas. Un chollo que muchos años prestigió Chencho Arias, una gran pérdida para la carrera diplomática.

Esperanza Gracia aludía en la boda a las características de Michel como Libra: «Por eso se resistía a dar el sí aunque Bill lo acuciaba». El Michel sombrereo casi opaca al peluquero de testas tan populares como la de la espléndida Laura Barbat. No dejó de hacer fotos observada por Chang, con las manos mejoradas. No las precisaron en una mañana tan jubilosa donde Michel y Bill rompieron el ritual y ante el interrogador «¿aceptas?», replicaron un «¡sí, quiero!» burlador de textos oficiales poco sentidos. Dieron una hermosa lección de amor, ternura y cariño. Es más meritoria 23 años después de conocerse. Envidiable.