Argentina

Argentina teme otro «corralito» diez años después

Cuando se cumple una década de la mayor debacle económica de la historia argentina resuena con fuerza un dicho local: «Cada 10 años, una crisis». Los tiempos han cambiado y el viento sopla a favor del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Sin embargo, los expertos advierten que la alta inflación y la fuga de capitales podrían acabar con el sueño albiceleste.

Un grupo de argentinos protesta ante un banco en diciembre de 2001
Un grupo de argentinos protesta ante un banco en diciembre de 2001larazon

BUENOS AIRES- En los últimos meses de 2001, Argentina entraba en un torbellino, sin ayuda financiera externa y una salida masiva de depósitos de los bancos. En un contexto de desempleo y pobreza, la convulsión se desató después de que el debilitado Gobierno de De la Rúa anunciara, el 1 de diciembre, el «corralito» bancario, restringiendo la cantidad de dinero que se podía sacar semanalmente de las cuentas desde el lunes siguiente.

La reactivación económica llegó en 2003, con Néstor Kirchner en el Gobierno y la instauración de un modelo basado en la actividad agropecuaria, el rearme del quebrado tejido industrial, las exportaciones alentadas por un tipo de cambio competitivo y un fuerte papel del Estado como interventor en la economía.

En momentos en que los argentinos recuerdan el décimo aniversario de la crisis que los arrojó al infierno, la mandataria recordó cómo el «péndulo» de una economía que crece y cae de forma cíclica se convirtió a finales de 2001 en una «maza» que «arrasó Argentina» y «derrumbó gobiernos, con cinco presidentes en una semana».

La presidenta es la más preocupada por una posible réplica. De esta manera, ha intentado calmar las aguas en dos de los sectores implicados. «Necesitamos ajustar los costos para que las grandes empresas sigan vendiendo y las pymes sigan produciendo», indicó a los empresarios.

A los sindicatos, mafias todopoderosas que hasta ahora se alineaban con el Gobierno K, les advirtió de que unos pocos no pueden ir en contra de los intereses del país, en referencia a las altas subidas salariales que solicitan, en torno a un 30%. Por lo pronto, en los últimos doce meses, con el dólar relativamente estable y los precios internos en alza, la inflación real de Argentina fue la segunda más alta del mundo: un 25%.

El misterio y la burbuja sobrevuelan el futuro de Argentina después del apabullante triunfo electoral que le aseguró a Fernández otros cuatro años en el poder. La explicación principal del misterio está en una economía que crece al 7% anual, producto de un crecimiento desmesurado del gasto público y en la favorable coyuntura exportadora de la producción agrícola, especialmente de la soja. «Estas políticas le ganaron votos, pero han conducido a una burbuja que amenaza estallar a menos que CFK dé un drástico giro fiscal en su segundo período. En el primero, los ingresos fiscales alcanzaron al 27% del PIB, pero el gasto público fue del 33%, creando un déficit que ha sido cubierto con emisión monetaria, que a su vez alimenta la inflación. «Esta combinación explosiva ha generado en los mercados el temor de un nuevo ‘default' argentino en la deuda soberana», asegura a LA RAZÓN, Fernando Fola, analista del Banco de la Nación. No es el único que avisa. El FMI ubica a Argentina entre los países con «riesgo de recalentamiento inminente».

 

Un fenómeno que se repite
En 2002, el PIB argentino cayó un 10,9%, con una inflación del 41%, un desplome del 10,6% en la producción, una tasa de desempleo que tocó el 24,1%. Además, se llegó a un índice de pobreza del 57,5% y tres de cada 10 argentinos en la indigencia. Las cifras recuerdan a España, aunque para Enrique Aschieri «la ventaja de Argentina es que no dependía de nadie».