Murcia
OPINIÓN: Sistema
En los 60, ante el vacío dejado por Dios, se hablaba del sistema como sustituto a combatir. El sistema era una trama maligna entre empresas y partidos conservadores para mantener al pueblo en la ignorancia, robarle la plusvalía y desatar guerras como la de Vietnam para dar salida al stock de armas. Así de simples se veían las cosas desde aquella mezcla de marxismo clásico (cerril), ecología en ciernes y feminismo asilvestrado. El conjunto produjo hippies a los que el sistema se tragó sin despeinarse como, en definitiva, se ha terminado tragando a los ilusos del 15M, que han repetido el guión clásico de las revoluciones de salón: comisiones y comisiones donde se debate, se vota y se celebra con cerveza pues la puesta en práctica es mucho más complicada de lo que todos los jóvenes se han creído desde que el mundo es mundo. Hacía mucho desde aquel mayo del 68 y había que darle una pasada a la utopía para ver si quedaba algo reivindicable. Y sí, quedaba por reivindicar la autogestión. Así que acamparon y se dedicaron en asamblea a resolver los problemas mundiales pero se olvidaron del comer y del descomer, del lavarse la cara por la mañana, de campañas de vacunación o de la recogida de basuras, es decir, de los auténticos problemas del mundo, aunque la juventud los lleve a pensar que lo único importante son las grandes ideas. Por eso los acampados formaron comisiones políticas, de energía, de democracia directa y de todo lo imprescindible, pero olvidaron formar una comisión de higiene para prevenir la aparición de garrapatas en la glorieta de España, Murcia. Y para eso, para desparasitar, ha hecho falta el sistema contra el que luchan los nuevos apóstoles de la humanidad.
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