Asia

Pekín

La maldición del imperio chino

Un mes después de la detención de Gao Ping, las ventas de los negocios chinos en España han bajado un 70 por ciento

Los cierres de comercios chinos han aumentado en Cobo Calleja (Fuenlabrada)
Los cierres de comercios chinos han aumentado en Cobo Calleja (Fuenlabrada)larazon

«Mamá, en el colegio dicen que soy de la mafia china. ¿Tú eres buena o eres mala?». Más de un niño o niña le ha lanzado esta incómoda pregunta a sus padres. Hace más de un mes que sucede. Concretamente, desde el 16 de octubre. Una fecha que la comunidad china tiene grabada a fuego. Por aquel entonces culminaba la «operación Emperador» con la detención del empresario Gao Ping, que, de espaldas a su actividad filantrópica, habría coordinado supuestamente una red internacional de blanqueo, con beneficios de hasta 300 millones de euros al año. Lo que el «emperador» no había previsto eran los daños colaterales: los ciudadanos chinos que viven en España están atemorizados. No sólo porque ven cómo sus negocios no proporcionan los beneficios de antaño; también por estar viviendo brotes xenófobos. Especialmente los que trabajan en el polígono de Cobo Calleja de Fuenlabrada (Madrid), donde se habría vendido parte de la mercancía importada por Gao Ping, permitiéndole edificar así su «imperio».

Tópicos peligrosos
Así al menos lo denuncian las asociaciones culturales y comerciales del país asiático asentadas en nuestro país. Temen que, junto a los tópicos tradicionalmente asociados a la comunidad china –la inexistente exención de impuestos, por ejemplo–, se sumen otros más peligrosos. «Llevo diez años en España. Y nunca he oído hablar de un negocio extorsionado. No entendemos por qué se han inventado la expresión "mafia china"», explica Julia Zhang, presidenta de la Asociación cultural Nihao España. La mera unión de estas dos palabras les parece injusto. No en vano, en China hablar de mafia equivale a hacerlo de terrorismo. «Sois hijos de la mafia china. ¡Fuera de España!», escuchan algunos niños en clase. Incluso los menores adoptados por españoles, asegura Zhang, «no quieren ir al colegio». Mientras, un vecino colocó en el balcón de su casa un cartel con la frase: «En el 3º piso viven unos chinos mafiosos». Los «todo a cien» se han topado con clientes que pagan de menos: «Total, no pagáis impuestos», dicen. Y Zhang podría citar todavía más ejemplos.
Ale tiene desde hace diez años un bazar de electrónica en Cobo Calleja. «Los españoles nos miran ahora con distintos ojos», dice. Ha vivido más años en España que en China. Ella y sus hijos vibraron con los éxitos de la Selección española. «Cuando hemos sufrido algún robo, nos dicen: "¿Qué más os da? Tenéis mucho dinero"», relata. Pero aclara que «todo país tiene sus buenos y malos». Otra comerciante de la zona apunta a que se están produciendo robos y actos vandálicos de los que antes no se tenía constancia. «Hay coches que te esperan en la puerta, te siguen hasta tu casa y te roban antes de que puedas abrir la puerta», dice. Un mes después del golpe policial, no son muchos los comerciantes que quieren hablar con periodistas. «No nos interesa», responden.
Sólo en el polígono, dice Julia Zhang, «las ventas de comercios minoristas y mayoristas han descendido un 70%». ¿El motivo? A la crisis económica se ha sumado ahora la mala imagen derivada de la «operación Emperador». «Están cerrando decenas de negocios al mes. Antes, cuando cerraba un negocio, se reemplazaba por otro. Ahora ya no pasa. Muchos están volviendo a China», asegura. ¿Ni siquiera cambiaría las cosas la propuesta del Gobierno de conceder permisos de residencia con la compra de pisos superiores a 160.000 euros? «Es una buena idea para atraer inversiones del exterior... Pero si no cambia la situación, si la gente se siente atemorizada, discriminada... es difícil que vengan a invertir», dice Zhang. Y eso pese a reconocer que España es el país en el que los chinos «prosperan más rápidamente», por encima de Francia, Holanda, Alemania e Inglaterra, donde llevan más tiempo asentados. En buena parte, aseguran, gracias a que son muy ahorradores y a que cuentan con un mullido «colchón» familiar que les sirve de apoyo a la hora de pedir un crédito.
 

Mercado paralizado
Xu Song Hua es presidente honorífico de la Asociación de Chinos de España. Y es en buena parte responsable de que su país «se llene del aceite, el vino y el jamón» que elaboramos en nuestro país. Cada dos años, acude a una reunión internacional en Pekín de empresarios del extranjero. Y allí les convence «de que vengan a invertir a España». Pero la situación puede cambiar. «Cada semana recibíamos varios mails de China, de empresas interesadas en abrir sucursales en España y preguntando por los trámites. Ahora no recibimos ni uno», dice Zhang.


De empresario ejemplar a imputado
El pasado 16 de octubre, Gao Ping fue detenido. Si para nuestro país fue un acontecimiento mediático, el «shock» no fue menor en China. «Todos le veían como un ejemplo de cómo prosperar con esfuerzo y trabajo. No sólo entre los chinos en España, también era una persona de reconocido prestigio en nuestro país», explica Julia Zhang. Lo cierto es que desde allí se está siguiendo al minuto todo lo que ocurre en relación con la «operación Emperador». Así ha ocurrido esta semana, cuando se conoció que la cúpula de la trama quedaría en libertad si recurriera su ingreso en prisión.


EN PRIMERA PERSONA
Chen Xiaolian /Comerciante textil en Cobo Calleja
«En ocasiones tenemos poca comunicación»
Chen todavía recuerda aquel 16 de noviembre. «Vino mucha polícia, periódicos, televisiones... Estábamos un poco asustados», dice. El miedo no se ha pasado. Asegura que otros comerciantes chinos están sufriendo robos y que notan menos afluencia de clientes. «Vienen en coche, aparcan y roban la mercancía». Y también han detectado algún caso de vandalismo, como cuando encuentran sus coches rayados. En su comercio textil, todos sus empleados son españoles. Eso sí, reconoce que las culturas contrastan. «Nuestras costumbres no son iguales. En ocasiones tenemos poca comunicación».

Inmaculada Pérez /Dueña de un concesionario en Cobo Calleja
«Son poco confiados pero se están europeizando»
Inmaculada, dueña del concesionario Auto Pérez del Sur, ha sido testigo de cómo el polígono de Cobo Calleja ha sido progresivamente ocupado por la comunidad china. «Hace unos 10 años que empezó a suceder». Ahora, cada mañana ve cómo los comerciantes y trabajadores asiáticos llegan a centenares. Reconoce que no tiene mucho trato con sus homólogos chinos. «Son poco confiados», dice. Aunque asegura que se están «europeizando». ¿Un detalle? Los horarios: «Antes abrían hasta las diez de la noche; ahora, suelen marcharse a las siete», apunta.