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OPINIÓN: Jerga

OPINIÓN: Jerga
OPINIÓN: Jergalarazon

La ciencia avanzada y extrema, aquella que usa lenguajes tan abstractos que nos cuesta comprender, corre un serio peligro en nuestros días. Ese peligro se llama la jerga. Toda ciencia verdadera, llevada al máximo, incita a pensar en realidades que no se pueden tocar ni ver. Ese punto intangible lo comparten tanto la razón (el pensamiento lógico sobre el que se sustenta el método científico) como lo espiritual. Ahora bien, ¿cómo definir lo espiritual? Definir la ciencia es fácil, basta decir que existe un método científico para contrastar las regularidades de la naturaleza y que a eso llamamos ciencia. Pero definir lo espiritual es cosa ya mucho más difícil en la medida que se halla a caballo entre lo abstracto y lo emocional. Dado que precisar, desambiguar en esas cuestiones, nos lleva a un lenguaje extremo que apela a cosas que no podemos tocar o ver, el escenario para que irrumpa la jerga queda listo.

La jerga encuentra su caldo de cultivo en las mentes que suponen que la realidad consiste básicamente en el flujo de sus experiencias sensoriales y emocionales inmediatas. Cuando, tarde o temprano, se dan cuenta de que sus emociones y sentidos no abarcan toda la realidad, caen en pensar que existe «otra realidad». Y realidad existe sólo una, inmensa, humanamente inabarcable (ese es el problema) siempre rodeándonos. ¿Empiezan a coger la idea? La jerga consiste en aprovecharse de esas grietas y de las del lenguaje para dar la sensación general de que se sabe todo y que todo lo que se ha pescado en conversaciones y lecturas de suplementos es «el resultado de las últimas investigaciones». Pero hay que pensar que las ideas complejas deberían poder decirse con palabras sencillas, usadas. Incluso hasta por un simple rockero como yo. Lo difícil, claro, es comprobarlas.