Zaragoza
Rubalcaba agita el fantasma de Aznar en la recta final
LUGAR: Palacio de los Deportes El Huevo (Zaragoza)ASISTENCIA: 7.000 personasPARTICIPANTES: J. Alberto Belloch, alcalde de Zaragoza; Pilar Alegría, cabeza de lista al Congreso; Marcelino Iglesias, secretario general de Aragón; Felipe González, ex presidente del Gobierno y Rubalcaba.
Malas noticias para el PSOE. Las encuestas que hoy se publican no traen nada bueno para el socialismo, que podría enfrentarse el 20-N al peor resultado electoral de su historia. Sólo los «tracking» que manejan en Ferraz y quizá alguno de la calle Génova dicen que Rubalcaba salvaría los muebles, que es lo mismo que superar por los pelos el resultado de Joaquín Almunia en 2000 (125 diputados). Es la cifra que separa una derrota ¿gestionable? de otra que empuje al PSOE a una auténtica catarsis. El Comité Electoral pregona que en la primera semana han remontado, que hay partido y que sus datos les sitúan a 8,9 puntos de los populares. Recuerdan 1996, cuando los sondeos les pronosticaron una derrota de hasta 14 puntos y luego perdieron sólo por uno. En todo caso y para que no decaiga el ánimo, el candidato aterriza hoy en Zaragoza otra vez de la mano de Felipe González, que echa el resto en esta recta final con tres objetivos claros: cargar contra Aznar y Rajoy, movilizar a posibles abstenciones, pero también a quienes puedan apoyar a IU. Llama así al voto útil porque a su juicio «ese Cayo Lara ha rememorado la pinza de los años ochenta para que gane la derecha».
Rubalcaba, que sube al atril con un regalo inesperado de Belloch («se está ganando los galones del liderazgo del socialismo español»), no menciona a IU, pero sí agita el fantasma de Aznar como nunca antes lo ha hecho. Si Rajoy no asusta, deben pensar en el PSOE, su antecesor sí lo hará. El candidato defiende así sus propuestas «concretas» para salir de la crisis económica frente a un Rajoy que «lee lo que le escriben» y se comporta como el guiñol de un «ventrílocuo» llamado Aznar, al que tacha de político «irrelevante» que «no pinta nada en el mundo» y que habla desde el «rencor».
Sube el tono más y más hasta recordar que el otrora presidente del PP dice un día y otro que España está en bancarrota e ironiza con que da igual lo que espete porque el único sitio donde «sigue pintando es en la calle Génova», sede del PP en Madrid. El discurso del contraste y la diferencia con Rajoy llega hasta contraponer la relación de ambos con sus antiguos jefes de filas para decir que a él no le manda y a su adversario, sí. A Rubalcaba no le afectan las encuestas, está más suelto que nunca y ha decidido intensificar su campaña con mítines en ruta. Betanzos, Oroso y Rianxo, los primeros. Peleará hasta el final.
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