País Vasco
Rajoy reclama a Amaiur que use su «influencia» para que ETA se disuelva
El portavoz abertzale exige contrapartidas a cambio de la entrega de armas
Aún resonaba en el hemiciclo el tenso debate sobre el final de ETA que enfrentó a todos los portavoces con Rosa Díez el martes por la tarde, cuando a las nueve en punto de la mañana el abertzale Mikel Errekondo se dirigía desde su escaño por primera vez al presidente del Gobierno. Mariano Rajoy le escrutaba de reojo y descreído sentado en el suyo mientras el de Amaiur desplegaba su lista de reivindicaciones: libertad de los presos de ETA enfermos, salida de las fuerzas de seguridad y el Ejército del País Vasco Euskadi, respeto a los derechos políticos y sociales y una política que favorezca el «desarme y la desmilitarización» y que hable sobre «aspectos técnicos para que se produzca la entrega de armas».
La Cámara Baja esperaba quizá que el presidente pusiera en valor la unidad política que el día anterior cristalizó para gestionar el final de la banda, pero no lo hizo y se limitó a clamar por el cumplimiento de la ley y a poner distancia del planteamiento de Errekondo, que en todo momento habló de conflicto político, reconocimiento de «Euskal Herría» como nación y derecho a decidir del pueblo vasco. La situación en el País Vasco ha cambiado, cierto, pero el lenguaje sigue siendo igual de tramposo y el presidente no pasó este detalle por alto: «No comparto en absoluto su planteamiento porque el único conflicto que existe en Euskadi es el de una banda terrorista que ha anunciado el cese de sus crímenes pero que no se ha disuelto». La respuesta del Gobierno la reiteró el jefe de Gobierno: «La utilización de todos los instrumentos legales para su desaparición y para que todos individualmente respondan ante la Justicia», dijo. Aún haría una petición expresa a los de Amaiur: «Pongan en marcha toda su influencia para que quienes tengan esa amenaza se disuelvan de forma inmediata, voluntariamente y sin ninguna condición». Así que «el Gobierno va a hacer lo que todo el mundo espera que haga, que es cumplir con la legislación vigente».
El primer cara a cara entre Rajoy y el abertzale se producía un día después de que la mayoría de las fuerzas parlamentarias del Congreso rechazara en bloque una moción de UPyD que pedía la ilegalización de Bildu y Amaiur. Ahora, el PP, según ha podido saber este diario, intenta que el compromiso del conjunto de los partidos –a excepción de UPyD–, se plasme en una proposición no de ley y que se eleve al Pleno de la Cámara, ya que probablemente, tras el Pacto de Ajuria Enea, el del martes hubiera sido el acuerdo político contra ETA más importante jamás firmado.
«Coger el toro por los cuernos»
¿Ha valorado el Gobierno los efectos de su reforma laboral?, preguntó Rubalcaba a Rajoy en un descafeinado cara a cara. «Sí, claro, el Gobierno tiene la costumbre de valorar los efectos de sus decisiones», le respondió previsible el presidente del Gobierno, antes de advertir al PSOE y a los sindicatos que se quedarán solos ante la reforma del mercado de trabajo si no se suman a ella. Rubalcaba tendría una segunda exposición para afirmar que la reforma «crea incertidumbre» sobre los salarios, «deprime» el consumo y llevará a más despidos. Rajoy echó mano de la herencia socialista y recordó que en estos años que gobernaba el PSOE se produjo el récord de parados en España, que supera la media europea. «El Gobierno ahora coge el toro por los cuernos y toma decisiones que de haberse hecho antes habrían evitado la actual situación», respondió el presidente.
✕
Accede a tu cuenta para comentar