Francia

El problema no es la deuda por Miguel Ángel Rodríguez

Sigo sosteniendo que el origen de la crisis europea no se encuentra tanto en el nivel de endeudamiento como en la situación de alarma creada por países como Alemania, que con sus declaraciones y sus intenciones pretenden dejar en el terreno de los acreedores de la deuda soberana, en su mayoría bancos, la responsabilidad en caso de un impago que sólo hace un año hubiese sido impensable.

La Razón
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En mi opinión, la UE debería actuar como una sola entidad a la hora de hacer frente a la deuda emitida por uno de sus países miembros. Eso era al menos lo que se sobreentendía en esa especie de acuerdo tácito entre el mercado y los países.

Las trabas burocráticas y legales que van apareciendo cuando se intenta buscar una solución son densas e intrincadas. El BCE, que sería la solución inmediata a pesar de la oposición alemana, no podría actuar comprando la deuda directamente de los países porque para ello habría que reformar el Tratado de la Unión. Y eso lleva tiempo.

George Soros propone un truco para salvar a Europa: que el Fondo de Estabilidad financie directamente a los bancos europeos, que éstos compren la deuda de los países con problemas y que a su vez puedan utilizarla para obtener liquidez descontándola en el BCE. Un poco enrevesada la solución.

Pero además ocurre que el Fondo de Estabilidad necesitará más recursos de los que actualmente tiene, y de momento le empieza a costar más de lo que debería obtener compradores para sus bonos, que ya cotizan con un notable «spread» con respecto a los bonos alemanes. Si Francia pierde la triple «A», los bonos del Fondo de Estabilidad, respaldado en una gran proporción por Francia, necesitarían pagar aún más.

Pasan cosas muy extrañas y las teorías de la conspiración aparecen por doquier.
Europa va a necesitar apoyo del exterior para salir de esta crisis de «confianza». Y este apoyo tendrá que venir de China, en forma de dinero contante y sonante para el Fondo de Estabilidad, y de Japón, por la parte de las inversiones de «real money» ( fondos de inversión y de pensiones), que han sido los protagonistas del mayor número de ventas de deuda italiana en los últimos días.

Y mire usted por donde que, casualmente, la señora Lagarde se encuentra en estos dos países en estos momentos. En Japón acaba de realizar unas declaraciones en las que indirectamente apoya la intervención de las autoridades japonesas para evitar el fortalecimiento de su moneda. ¿Estarían dispuestos los japoneses a colaborar a cambio de que le ayuden con su sempiterno robusto yen?

En China, coincidiendo con su visita, ha saltado a los medios de comunicación que el FMI está pensando en ampliar las monedas que integran la cesta de su unidad monetaria (DEG), de la que forman parte el dólar, el euro, el yen y la libra. Para formar parte de esta cesta, la divisa debe cotizar libremente en los mercados y el yuan chino tiene restricciones en cuanto a su convertibilidad. ¿Será que si admiten al yuan las autoridades chinas se mostrarán más propicias a participar en el Fondo de Estabilidad Europeo? o ¿ pudiera ser que estén buscando fondos para el propio FMI? Porque el FMI sería también una solución de último recurso para Europa, pero le faltan fondos.

Creo que por ahí van los tiros. Pero, mientras llega una solución, la incertidumbre en los mercados proseguirá. Veo inevitable que las rentabilidades de los bonos italianoa, con plan de austeridad y gobierno nuevo incluidos, vuelvan a repuntar y con ello el euro siga cayendo hasta niveles de 1,3075 dólares.

 

Miguel Ángel Rodríguez
Analista asociado de XTB