Qué pena por Ana PASTOR

En febrero del año 2009 se constituyó en el Congreso de los Diputados dentro de la comisión de Sanidad, la subcomisión del pacto de Estado en la Sanidad. Casi dos años de trabajo, decenas de comparecientes, todos ellos con un sinfín de aportaciones desde todos los ámbitos del sector sanitario. Pero desgraciadamente la propuesta elaborada, que debía recoger el necesario compromiso del Gobierno y del Grupo Socialista que lo sustenta y no lo hace, no permite alcanzar un acuerdo para garantizar la universalidad, la calidad y la cohesión del Sistema Nacional de Salud. Un Pacto de esta naturaleza debería ser más preciso en el contenido de las medidas, en su ritmo de implantación y de una manera muy especial en la definición del modelo de financiación así como las iniciativas urgentes para hacer frente a la deuda acumulada de más de 11.000 millones de euros. Por no hablar de propuestas inasumibles como es el caso de la reconsideración del modelo Muface, que es un sistema de seguridad social público. La falta de propuestas concretas para una reforma en profundidad de la organización sanitaria centrada en el paciente, más cercana, humana y más resolutiva, especialmente en atención primaria. Aspectos tan relevantes como el desarrollo de la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias que resuelva los problemas de retribuciones, motivación, formación y desarrollo profesional no se abordan en profundidad, ni se plantean propuestas. El nuevo papel de las oficinas de farmacia, como potenciar la investigación biomédica y la innovación terapéutica son otra asignatura pendiente. Tampoco se abordan los criterios para establecer un marco estable y flexible que facilite la libertad de elección por parte de los ciudadanos. Y ¿qué decir de la ausencia de propuestas en Atención Primaria para dotar a los profesionales de más autonomía, más medios diagnósticos y terapéuticos y asignarles un mayor papel en salud pública con la definición de una cartera de servicios? Pues, nada de nada. Nuestra puerta sigue estando abierta a un Pacto Sanitario para que la Sanidad siga siendo universal, cohesionada y de calidad, pero para ello se precisan propuestas concretas que solucionen los problemas.