Galicia

El caballito de mar sobrevive en cautividad

Tras seis años de investigaciones, el Grupo de Biología y Fisiología Larvaria de Peces del Instituto de Investigaciones Marinas ha desarrollado una técnica de cría en cautividad del caballito de mar narizón (Hippocampus guttulatus) con la que ha obtenido, por primera vez, supervivencias superiores al 80% y ejemplares el doble de grandes que los del medio natural.

Caballito de mar
Caballito de marlarazon

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), a través del Grupo de Biología y Fisiología Larvaria de Peces del Instituto de Investigaciones Marinas (IIM), ha logrado un nuevo hito científico en el marco de las investigaciones que está realizando desde el año 2006 en Galicia sobre los caballitos de mar europeos: por primera vez los investigadores han conseguido supervivencias superiores al 80% en caballitos de mar de la especie narizón (Hippocampus guttulatus) criados en cautividad en las instalaciones del IIM (Vigo).

"Sabemos que la temperatura del agua del mar es determinante en los procesos biológicos y fisiológicos de los caballitos de mar y en su distribución geográfica. Sin embargo, no se había podido establecer hasta la fecha su temperatura óptima para la cría en cautividad, ni se habían logrado supervivencias superiores al 20%", declara Miquel Planas Oliver, científico titular del CSIC y jefe del Grupo de Biología y Fisiología Larvaria de Peces.

El equipo de investigación, consciente de que el futuro de la especie pasa por su cría en cautividad, ha trabajado en el desarrollo y establecimiento de una técnica fiable para asegurar tanto la reproducción como el crecimiento en acuarios del caballito de mar narizón, una especie presente en las costas europeas junto con el caballito de mar común (Hippocampus hippocampus). Un avance del estudio se presenta en el volumen 438 del Journal of Experimental Marine Biology and Ecology.

"Se conocen 35 especies de caballitos de mar en el mundo. Estos peces protegidos, emblemáticos y verdaderos iconos de la biodiversidad marina, difieren entre sus especies en cuanto a su crecimiento, supervivencia y requerimientos", explica Planas

El caballito narizón, que se distribuye desde el Mediterráneo hasta el Atlántico, es una especie especialmente compleja en cuanto al desarrollo de una técnica de cultivo por las dificultades de apareamiento y de supervivencia de los recién nacidos.

"De hecho, hasta la fecha no existía ninguna técnica rentable y reproducible", añade el investigador, que coordinó el primer estudio científico con caballitos de mar de la especie narizón en el que se evaluó la influencia de la temperatura en ejemplares de hasta un mes de edad con el fin de determinar las temperaturas más adecuadas para el crecimiento y la supervivencia. Este trabajo también analizó el efecto que la temperatura en la distribución biogeográfica de la especie en las costas europeas.

Caballitos de mar el doble de grandes

En primer lugar, los científicos del CSIC establecieron estocs de reproductores a partir de ejemplares salvajes capturados en la costa gallega (Rías de Arousa, Vigo y Ares) con los que se en el año 2007 produjeron por primera vez caballitos adultos nacidos y criados completamente en cautividad.

En segundo lugar, han conseguido poner a punto por primera vez una técnica adecuada de cría en cautividad. Para ello, los científicos del CSIC han trabajado con tres niveles de temperatura –desde los 15 a los 21ºC– representativos de las temperaturas medias en el Atlántico norte, en las costas de la Península Ibérica y en el Mediterráneo, lo que ha permitido determinar que en esta especie el crecimiento se detiene a los 13ºC, temperatura a la que la supervivencia es muy baja, y que el crecimiento máximo se alcanza a los 23ºC.

"Según nuestras observaciones y cálculos, podemos afirmar que la temperatura idónea para la cría en cautividad del caballito de mar narizón ronda los 19-20 ºC, siendo los primeros días de vida de la especie determinantes para su desarrollo futuro, especialmente a altas temperaturas", señalan los científicos del CSIC, quienes inciden en que con esta técnica han conseguido supervivencias "impensables"hasta hace un año y ejemplares que son el doble de grandes que los del medio natural al año de vida.