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Y Navarro les robó la cartera por Toni Bolaño
El primer día del Congreso del PSC se auguraba tranquilo hasta la sesión de la tarde en la que José Montilla, el primer secretario saliente, presentaba su balance de gestión. La mañana era un puro trámite con los saludos de los invitados fraternales. Sin embargo, Pere Navarro, el candidato con más posibilidades a ser el sustituto de Montilla, quiso tomar la iniciativa. Y la tomó. Lo hizo robándoles la cartera a los otros candidatos.
Àngel Ros y Joan Ignasi Elena habían reclamado más democracia, más participación. El candidato Navarro se la dio. Se ve vencedor y quiere hacerlo sin aristas. Ofreció al congreso votar por separado al candidato a primer secretario y la ejecutiva. El congreso en pleno lo apoyó. El alcalde de Terrassa lanzó así su primer órdago y dejó con el paso cambiado a los otros candidatos. Todo el mundo auguraba que Ros y Elena se aliarían para recuperar terreno, pero no. Elena ha querido ser consecuente hasta el final y ha mantenido viva su candidatura porque para él no era una cuestión de personas, sino de ideas. Un buen bálsamo para unos delegados subyugados por la resignación y el abatimiento.
La otra gran cuestión de la jornada era la votación de la gestión de Montilla. El ex presidente de la Generalitat hizo un balance autocrítico, aunque sin caer en la autoflagelación. Fue contundente cuando afirmó que los socialistas habían perdido credibilidad y no se escondió detrás de nadie asumiendo los errores en primera persona. No podía hacer otra cosa si no quería una reacción airada de los delegados. Lo consiguió. El balance de gestión fue aprobado por mayoría –y con voto secreto– aunque no pasó desapercibido un cierto desasosiego en la militancia.
Hoy, se votará quién será el primer secretario. Este tendrá todo un día para configurar su ejecutiva, que Navarro quiere que sea de integración, y para imponer su impronta en las ponencias para que se configuren las propuestas de los socialistas para los próximos años. Este congreso no es punto y final, sino el principio de una nueva etapa, que no será fácil. En palabras de Montilla, hay que volver a hacer atractivo al PSC porque el partido «puede estar derrotado, pero no vencido». Esta es la cuestión que el nuevo líder deberá abordar sin perder un solo minuto. El PSC lleva demasiado tiempo desaparecido. No se lo puede permitir por más tiempo.
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