Sevilla

Honestidad lealtad talento y diálogo: la hoja de ruta de Zoido

Se propone «colocar a Sevilla donde se merece» en su toma de posesión como alcalde

Juan Ignacio Zoido exhibe el bastón de mando que le acredita como alcalde y que aseguró que «es y será de todos los sevillanos»
Juan Ignacio Zoido exhibe el bastón de mando que le acredita como alcalde y que aseguró que «es y será de todos los sevillanos»larazon

SEVILLA- Honestidad, aprovechamiento del talento para crear empleo, proximidad al ciudadano y el «servicio a Sevilla como única guía». Ésa es la hoja de ruta que se marcó el nuevo alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, quien le tendió una conciliadora mano tanto a PSOE e IU –«les recomiendo que no bajen la guardia», les dijo– como al Gobierno central y al de Andalucía. «Les pido la misma lealtad que les ofrezco», señaló, aunque puntualizó que «no para este alcalde, sino para Sevilla».
Emotivo y esperanzador fue el discurso de investidura de Zoido, quien a pesar de la incomprensible ausencia de su predecesor, le nombró en el inicial capítulo de agradecimientos, en el que se acordó de «la caballerosidad de Luis Uruñuela, la fina ironía de Manuel del Valle, el rigor de Soledad Becerril, la capacidad de comunicación de Alejandro Rojas-Marcos y de Alfredo Sánchez Monteseirín, que merece ser recordado como el primer alcalde que estuvo 12 años en esta responsabilidad».
Especialmente cariñosa fue la alusión a «otro alcalde, un alcalde de Triana al que las balas asesinas de ETA le separaron de lo que más quería, su familia y su tierra». Alberto Jiménez-Becerril y Ascensión García estuvieron tan presentes en el Salón Colón como Mariano Rajoy, Javier Arenas y José Luis Sanz, a quienes reconoció «su compromiso con Sevilla».
El nuevo alcalde se comprometió a que «para mí nunca habrá nada por encima de Sevilla, ningún interés primará sobre el interés general de los sevillanos» y contestó a quienes siempre le acusan de esconder su ideología: «Estoy profundamente orgulloso de mis ideas, del partido en el que milito, nunca he tenido complejos».
Pero a Zoido no le interesaba hablar de él, sino de Sevilla, sobre quien tiene «la esperanza de colocarla donde se merece estar». Para ello, ofrece «tanta firmeza como diálogo», por lo que a su Gobierno le reclamó «humildad» y a la oposición le recordó que «ustedes también representan a la ciudad y serán protagonistas del cambio, estaré abierto a completar mi verdad con otras verdades», porque «somos aliados y nuestros enemigos son la crisis y el paro», afirmó, a pesar de la hostilidad mostrada por Juan Espadas y Antonio Rodrigo Torrijos en sus anteriores intervenciones.
Para alcanzar su objetivo de que «la ciudad funcione como un reloj» apeló a que «Sevilla sea ante el mundo la que crea y atrae empleo», apoyándose en algo que «forma parte del ADN de los sevillanos, el talento». Entre los «talentosos» citó a Gonzalo Bilbao, Aníbal González, Felipe Benjumea, Manuel Clavero, Paz Vega, Beatriz Manchón e incluso Felipe González, pese a haber sido el «abanderado» de los socialistas durante la pasada campaña para evitar el triunfo de Zoido. Otro gesto de cortesía en la victoria.
El alcalde trazó un camino, el de «la eficacia, confianza y medidas inteligentes para alcanzar el objetivo soñado del pleno empleo atrayendo a los inversores». Además, aseguró que el bastón de mando que recibió de manos del concejal socialista Joaquín Díaz «es y será de todos los sevillanos», reivindicó la capitalidad «sin imposición a nadie, desde el máximo respeto» y se refirió a la Biblia y la Constitución presentes para la ceremonia de jura del cargo porque «mi vida ha estado marcada por la Ley y mis creencias, que han sido, son y serán mi faro en la vida y, a partir de hoy, la luz que guiará mis pasos como alcalde».