Málaga
Discurso de investidura: papel mojado
Griñán encara esta semana la reelección como presidente del brazo de IU. Le preceden promesas de diálogo y proyectos en infraestructuras nunca satisfechos
SEVILLA- Salvo que medie un terremoto, José Antonio Griñán será investido presidente de la Junta esta semana con los apoyos de IULV-CA –excepto el voto de Sánchez Gordillo–, paso previo para conformar un gobierno de coalición entre ambas fuerzas. Este matrimonio en capilla añade expectación a la sesión parlamentaria que se iniciará el miércoles con el discurso de investidura de Griñán. Es la segunda vez que se ve en este trámite. Su primer discurso fue el 21 de abril de 2009, sólo días después de la expeditiva marcha de Manuel Chaves a Madrid como ministro. Cerca de su fecha de cumpleaños –cumple 66– y con cuatro nietos, recién salido del trienio más convulso de la historia autonómica reciente, Griñán está a punto de meterse en la tormenta –porque habrá tormenta– de la IX legislatura.
Como siempre en estos casos, los focos se centran en el discurso de investidura. Está garantizado el lleno en la tribuna de invitados. Habrá trasiego de personalidades y de representantes de sectores sociales y económicos en la Cámara autonómica. Sin embargo, la experiencia avala que el discurso de investidura es una declaración de principios que acaba en papel mojado. La credibilidad sólo es comparable a la de los programas electorales. A continuación, algunas perlas que lo demuestran.
El diálogo, la estrella
La apelación al diálogo sincero y al consenso suele ser uno de los remoquetes más usados en los discursos de investidura. Chaves y Griñán hicieron alusión a ello en sus últimas intervenciones. Los dos fallaron estrepitosamente. Salvo el VII Acuerdo de Concertación Social, rubricado a finales de 2009 con UGT-A, CC OO-A y CEA, no ha existido ningún otro gran acuerdo de envergadura en la última legislatura. Muy al contrario, sindicatos, patronal y partidos políticos –hasta dentro de la propia Junta y del PSOE-A han salido voces críticas– se han quejado reiteradamente de la cintura de madera del presidente Griñán. No obstante, Chaves decía el 16 de abril de 2008 solemnemente: «Para el logro de los objetivos que nos proponemos no sobra nadie, y por eso haremos lo necesario para gobernar desde el diálogo, desde el acuerdo y desde la concertación, porque sé muy bien que el mayor capital de un gobierno es saber impulsar la cooperación de la sociedad en torno a unos objetivos compartidos». En términos parecidos, Griñán deslizó: «Ésa es mi idea de un gobierno para todos, que ejerza su labor valorando la palabra dada, pero que, a la vez, ejerza sus potestades sin caer en el sectarismo o la soberbia, que escuche a todos y que a todos atienda».
Autobombo
No hay discurso de investidura sin la referencia a la transformación radical de Andalucía por la acción del PSOE. Griñán llega a la cita con un 33,17 por ciento de paro, la tasa más alta de toda España, según los datos de la EPA del primer trimestre, con un 20% de familias con todos sus miembros sin ingresos y con cerca de un 60% de desempleo juvenil. A mediados de abril de 2008 la crisis soplaba a toda vela; Chaves sólo reconoció «una desaceleración del ritmo de crecimiento económico, un repunte de la inflación y también un cierto deterioro del mercado de trabajo». Alabó que Andalucía era la comunidad «donde se ha creado más empleo y más empresas (...) Todo esto es convergencia y también fortaleza económica». Griñán fue más realista –entonces la crisis era ya un torrente imparable–; aseguró, no obstante, que los problemas de Andalucía son «equiparables a los de las comunidades de nuestro entorno europeo y en aspectos muy importantes, nuestra sociedad presenta perfiles muy avanzados».
Promesas incumplidas
El balance de la consecución de los siete pilares económicos sobre los que apoyó Griñán su discurso de investidura es bastante pobre. Estos siete pilares son «seguridad jurídica, una administración más ágil, la libre competencia, la innovación, la sostenibilidad, la igualdad de oportunidades y el diálogo social». Bajando al terreno de las promesas más concretas, el balance es igual de parco. La red de autovías y de inversiones en infraestructuras se ha visto truncada por el tijeretazo en obra pública, sólo en los dos últimos ejercicios de más del 60 por ciento. Prometía Griñán, entre otras muchas acciones, el Corredor Ferroviario de la Costa del Sol o la puesta en funcionamiento del metro de Málaga. Papel mojado. Al igual que la promesa –también la hizo Chaves– de dotar de suficiencia financiera a los ayuntamientos. Las corporaciones locales viven en la asfixia. Fue precisamente el ex presidente Chaves el que, siendo ministro, postergó la reforma de la financiación local.
¿Igualdad de oportunidades?
Tanto Chaves como Griñán apelaron a la igualdad de oportunidades cuando subieron a la tribuna de la Cámara. Contrasta esta promesa con la aprobación a principios de 2011 de la Ley de Reordenación del Sector Público de Andalucía, etiquetada como «ley del enchufismo» por los funcionarios. Numerosas sentencias y autos judiciales han puesto de relieve que la norma menoscaba los principios constitucionales de mérito, capacidad e igualdad de oportunidades.
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