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Me gustan las alianzas. Como la de Boehringer Ingelheim y Eli Lilly Company. Las dos compañías farmacéuticas suman fuerzas y crean una alianza en el área de la diabetes. Esta sinergia aprovechará los conocimientos científicos y la capacidad investigadora de dos compañías farmacéuticas líderes para hacer frente a las necesidades de los pacientes derivadas de la creciente epidemia mundial que representa la diabetes. Este acuerdo ha sido rubricado para que quede constancia histórica por Manuel García Garrido, director general de Boehringer Ingelheim y Eric Patrouillard, director general de Lilly. La colaboración se centra en tratamientos orales para la diabetes y análogos de la insulina basal. Uno de los que se encuentran en mayor desarrollo es linagliptina, un inhibidor de la dipeptidilpeptidasa-4 (DPP-4) fruto de la I+D de Boehringer Ingelheim. Se trata de un tratamiento oral de dosis única diaria, que puede administrarse en monoterapia o bien en combinación con otros medicamentos. En mayo de 2011, se autorizó el uso de linagliptina en Estados Unidos y ha recibido el dictamen favorable del Comité de Medicamentos de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), por lo que todavía no está autorizado para su comercialización en Europa. Linagliptina es el único DPP-4 con vía principal de eliminación no renal, de manera que no requiere ajuste de dosis en pacientes con declive de la función renal o hepática. Lilly lleva desde 1923 liderando la terapéutica para diabéticos. Siempre buscó alianzas para mantenerlo. Ahora la sinergia con Boehringer permitirá que las dos compañías contemplen la posibilidad de desarrollar y comercializar conjuntamente el anticuerpo monoclonal anti-TGF-beta. Es lo que hay.