Francia
España-Honduras el partido de los desesperados
España, sin Iniesta y con Torres, y Honduras, sedientos de victoria
La única ventaja que tienen España y Honduras, farolillos rojos del grupo H, sobre Suiza y Chile, líderes al alimón, es que juegan después, que sabrán el resultado del encuentro anterior y que estarían en condiciones de modificar su forma de afrontarlo en función de aquéllos.
Esta posibilidad puede que sea viable para los hondureños, incluso beneficiosa; para los españoles, no, seguramente, pues cabría la trampa definitiva, más irremediable que la del día 16. Éste es el choque de los desesperados, el empate es casi una condena segura y el triunfo, un hilo de esperanza. Del Bosque lo sabe, los jugadores son plenamente conscientes de ello, de la imperiosa necesidad de ven- cer, y el único contratiempo en la víspera es que Iniesta tiene molestias, otra vez, y lo probable es que no se arriesgue con su alineación y que entre en el equipo Fernando Torres. Sólo un cuarto de hora permitió la FIFA ver el último entrenamiento. Está así reglamentado. El resto, sin testigos. A Del Bosque le viene de perlas porque esconde sus ba- zas, porque no quiere dar pistas a los hondureños, adversarios duros, rocosos, fuertes, que, a priori, deberían salir a por el partido para no condenarse; sin embargo, con- tra España esa táctica sería suicida.
Reynaldo Rueda, el seleccionador hondureño, no infravalora a España, piensa que es favorita, pero afirma que Chile es un adver- sario más complicado. Vicente del Bosque, después del traspié, no se fía de nadie, e impone calma: «Te- nemos la emoción justa para jugar esta final a pleno rendimiento». No hay medias tintas, sólo vale la victoria, como en el último encuentro de esta fase.
Lo contrario, el desastre total. «Tengo decidido el equipo, están todos bien, salvo Iniesta, que tiene una pequeña molestia como consecuencia de la entrada que recibió en el último partido». Negó que esta nueva lesión tenga algo que ver con la an-terior y como se sobreentendió que Andrés jugaría de salida, concretó: «Jugaría si fuera necesario».Con Iniesta en el banquillo, la opción es Torres, entonces Villa, como ha ocurrido en tantos encuentros, caería hacia la izquierda. Cabe también la posibilidad de que Silva deje su lugar a Navas, pues éste ya tendría una referencia para sus centros. Y lo que no parece probable es que Busquets vaya a ser sacrificado por la derrota del otro día. En cualquier caso, sean quienes fueren los once elegidos, y apostamos por el cambio reseñado, la presión será máxima. «Naturalmente –asegura Del Bosque–. Esto es un Mundial, no nos relajamos, y prefiero estos partidos de máxima intensidad». A España podría favorecerle que Honduras buscara también la victoria, que dejara espacios... «También creo que querrá salir adelante porque el empate le sabrá a poco. En cuanto a nosotros, en lo sustancial no vamos a cambiar nuestro estilo. Trataremos, eso sí, de estar más atinados en la fase final de la jugada».Irrenunciable es el estilo español, que necesita una velocidad más que la utilizada frente a Suiza. «Vamos a imponer nuestro juego, con nuestro ritmo; vamos a llevar la iniciativa y a hacer nuestro fútbol; conscientes de las dificultades que entraña un Mundial. Lo estamos viendo con Italia, Alemania, Inglaterra, Francia... ¿Que si es por lo cargado de los calendarios en sus ligas respectivas? Todos son jugadores experimentados, con mucho talento y fantásticas condiciones físicas».La derrota ante Suiza no ha tenido un efecto devastador, pero sí que ha limitado la credibilidad de «La Roja». Es una selección hecha para ganar y que juega para triunfar y llegar lejos; pero ha tropezado. El contratiempo sólo ha rebajado la euforia, pero no ha dejado a Del Bosque a la intemperie. «Incluso en la victoria no tienes a todo el mundo favor. Con esta de- rrota, sin embargo, he sentido el apoyo general, algo de condescendencia y una pizca de acidez, lógica por otra parte. La crítica debe ser libre y justa. Ni la selección ni yo nos sentimos maltratados». Para maltrato, por cierto, el de Doménech, el seleccionador francés. También se refirió Del Bosque a la guerra de Anelka, él lo sufrió en el Madrid: «Lo sucedido no es un episodio edificante. No lo es cuando un jugador se rebela contra su entrenador. En el Madrid, Anelka tuvo un comportamiento correcto, salvo una pequeña diferencia de opiniones».Un paréntesis para el «caso Anelka» en el Madrid: Del Bosque tuvo que convencerle de que no le hacían el vacío en los partidos, justo después de que casi llegara a las manos en el vestuario con Hierro y con Raúl. Tuvo que intervenir Iván Campo para separarlos. Del Bosque no guarda muy buen recuerdo del jugador francés.Cerrado el paréntesis, si España juega como contra Argentina en el Centenario de la Federación, que fue de todo menos un amisto- so, si demuestra su calidad y da la verdadera talla, el recorrido será mucho más largo que el que auguran los temores inspirados en la primera derrota.
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