Hallado un matrimonio muerto en un posible caso de violencia machista

El desconcierto por lo ocurrido en la noche del sábado en la urbanización «La belleza», en El Puerto de Santa María (Cádiz) viene por doble motivo. Primero, porque ni amigos ni familiares encontraban ayer indicios que pudieran presagiar la muerte de Milagros y Paco Galán, de 64 y 67 años respectivamente, matrimonio de buen nivel económico, y con tres hijos varones ya casados. Segundo, porque se desconoce en qué circunstancias se produjeron las muertes: el cuerpo de Milagros no presentaba señales de violencia, sostenía un cuchillo en la mano y estaba en su habitación con la puerta atrancada por dentro; el cadáver de Fernando fue hallado en el garaje, con un disparo de escopeta en la cara que, al aparecer, él mismo se hizo. La Policía Nacional maneja la teoría de que pueda tratarse de otro caso más de violencia de género, informa Efe. Con todo, no se descarta ninguna hipótesis. La alarma surgió cuando un hermano de Milagros, también vecino de la urbanización, se extrañó de que el matrimonio no viniera a visitarle en la tarde del sábado, pues habían quedado para ver por televisión el partido del Mundial de fútbol que disputaron España y Paraguay. Minutos antes de las 23:00 horas, este familiar acudió a la casa del matrimonio y halló los cadáveres. «No escuché ni ruidos ni disparos», afirmó el hermano, que vivía en un chalet contiguo.Sobre este último punto, las autoridades policiales consideran que es normal que nadie escuchara gritos o ruidos, porque la vivienda era una mansión de gran tamaño, con varias plantas. Por otro lado, la casa «se encontraba en perfecto orden» cuando hallaron los cuerpos. El juzgado de instrucción número 1 de El Puerto de Santa María decretó ayer el secreto de sumario sobre el caso. El siguiente paso será comprobar los resultados de la autopsia, que se realizará hoy en el Instituto de Medicina Legal de Cádiz y que arrojará algo de luz sobre este suceso. Desde el propio Ayuntamiento de la localidad gaditana confiesan que estamos ante un «caso extraño». El entorno del matrimonio asegura que «no había mala relación entre ellos» y que se trataba de una pareja «excelente». El marido, dedicado a la viticultura, poseía varias explotaciones agrícolas y una bodega.