OPINIÓN: Ahora las putas

La ministra Pajín la ha tomado ahora con las putas y contra los anuncios de relax en los periódicos, que quiere prohibir. En realidad, la ministra Pajín (jolín con la ministra) no hace más que un ejercicio de coherencia intelectual y de buenas costumbres: tabaco y señoritas de buena nota siempre han ido unidos, en el pasado las mujeres que fumaban eran mujeres malas, la femme fatale o la llamada Eva Moderna de los años veinte, con su pelo masculinizado, sus faldas cortas y su cigarro empipado (perdón por la connotación machista y homocéntrica del palabro). De manera que si ya la ministra Salgado, con su aspecto de institutriz calvinista, lanzó la ley del tabaco, la ministra Trinidad Jiménez la perfeccionó y ahora Pajín la ha sellado, ¿porqué no cerrar el paquete (paquete de tabaco, no de torero) y prohibir en el mismo lance mujeres y humo? La prensa está pasando los peores momentos de su historia por muchas razones, y ya les prohibieron anunciar cigarros y alcoholes, un alto porcentaje de la publicidad de la que viven, y el sector del automóvil, en plena crisis, se anuncia menos. Pues nada, asfixia total: ni tabaco ni alcohol ni coches ni mujeres, quieren que nos muramos castos y sanos, que este mundo no es más que un valle de lágrimas asqueroso en el que nos dedicamos a comer jamón y beber vino los viciosos incorregibles. ¿No sería mejor impulsar una política coherente con la prostitución y dejar a los medios que en sus páginas, dentro de los límites razonables y legales, anuncien lo que quieran y que, en todo caso, tomen la decisión libre de no aceptar esos anuncios, como ya hacen periódicos como LA RAZÓN? Pues no, a prohibir, que el mundo se acaba. En fin.