Asuntos sociales

José Luis

La Razón
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Se llama José Luis y está en paro. Tiene 46 años, mujer y dos hijos que le acaban de dar la alegría de aprobar en junio. Son su orgullo y su esperanza en el futuro. No el suyo, sino el de ellos. Al caer la noche, cuando todos se van a la cama, se queda en el sofá. Dice que porque no tiene sueño. No es verdad. Se queda con las manos en la cabeza y no puede contener las lágrimas. Como sonido de fondo, el último telenoticias. Y lo que le cuentan de la reforma laboral le importa un pimiento. Ha trabajado como un negro toda su vida y le han despedido porque su empresa de toda la vida, de un pequeño empresario, no ha podido con la crisis ahogada por los bancos y las deudas. Las deudas de la Administración que no les paga aunque ellos hayan trabajado. En la televisión siguen dando de madrugada datos económicos. Y se indigna y se rebela contra todos y sus gastos superfluos y sus previsiones y sus mentiras. Le da vueltas a la cabeza porque necesita trabajar, que sus hijos no le vean en casa, que pueda seguir tirando del carro. Y a su edad es más difícil. Piensa en ese amigo que le puede echar una mano. Pero le da vergüenza hasta que no le quede otro remedio que perderla. Su mujer le llama y le dice que es hora de ir a dormir. Ninguno concilia el sueño. Se dan la mano y le dan vueltas una y otra vez. Sale el sol y no era un mal sueño.