Una elegante discreción por Ana Locking

Continúo desde esta columna, como cada semana, con el análisis de la relación entre el poder y la imagen pública de nuestros políticos, y cada vez es más difícil encontrar un equilibrio entre ambos. Que siempre haya existido una estrecha relación entre el poder y la alta sastrería o «bespoke», no significa siquiera que sea un símbolo de su continuación. Pero no todo está perdido, y en Pedro Morenés encontramos un buen ejemplo de este equilibrio.
l La sastrería masculina
El «bespoke» es un término inglés con el que se define la sastrería a medida, durante años muy utilizado como distintivo en Savil Row, la calle londinense con las sastrerías más prestigiosas de Inglaterra. Aunque, lamentablemente, está en vías de abandonar la tradición artesanal en beneficio de una producción de trajes en serie.
l Por dentro y por fuera
Su interior es de político serio y distante. No es ningún apasionado de la imagen política, ya que la mantiene discretamente en un segundo plano. A pesar de no gustarle las cámaras, Morenés es uno de los pocos políticos españoles que son conscientes de la necesidad de mantener una elegante imagen pública.
l Su estilo
Es un amante del buen vestir. Escoge, de pies a cabeza, el uniforme que le ayudará a moverse con ventaja en el juego político. Viste trajes entallados de buena factura, acertado corte y correcta selección de tejidos y colores. Los escoge con mucho acierto, se nota que le gusta el lujo: sus trajes, corbatas y zapatos parecen de la mejor calidad.
l Mi consejo
Debe mantener su imagen de hombre impecablemente vestido, pero sin llegar nunca a la presunción. Por otra parte, una renovación de corbatas más actuales no le vendría nada mal a su armario.