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Jaime Salom: «Al final Gala no soportaba a Dalí»

Con firma propia. Profesión: escritor, dramaturgo. Nació: en 1925, en Barcelona. Por qué está aquí: hoy se estrena en el Teatro de la Zarzuela la ópera «Yo, Dalí», de la que ha escrito el libreto.

Jaime Salom: «Al final, Gala no soportaba a Dalí»
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–«Yo, Dalí». ¿Quién fue Dalí para usted?
–Un genio contradictorio. Una persona débil que necesitaba la protección de otra.

–Esta ópera trata sobre todo de su relación con Gala. ¿Fue su musa o su rigurosa gobernanta?
–Fue su musa, su gobernanta y su relaciones públicas.

–Dice que la relación fue una rara mezcla de amor y odio...
–Gala siempre estuvo enamorada de Paul Eluard, su primer amante. Y el final fue tormentoso: ya mayor, ofrecía su cama a los marineros de Rosas.

–Y se los llevaba al castillo de Púbol...
–Sí, se encerró allí para recibir a sus amantes y celebrar sus fiestas. A Dalí no le permitía entrar. No lo podía soportar al final.

–¿No aguantaba la debilidad del pintor?
–Dalí nunca fue un hombre en el sentido sexual de la palabra. Fue raro. No creo que hiciera el amor nunca... de la manera habitual.

–Hay quien ha escrito que fue una relación casi pornográfica...
–Fue una relación no convencional. Quizá gracias a que él no era normal, fue un genio. O quizá porque era un genio, no fue normal.

–También hay quien ha visto a Gala como una feminista...
–No podía ver a las demás mujeres. Ella no gritaba ¡mujeres al poder!, sino ¡Gala al poder!

–¿Trata a la pareja con admiración o...?
–Con admiración, sin duda. No les desprecio pese a lo que tienen de despreciable.

–¿Lo más despreciable qué fue, según usted?
–La falta de sinceridad por parte de Gala. Nunca amó a Dalí, sólo amó su talento, su genio como artista. Y su dinero.

–¿Cree que a Dalí le gustaría esta ópera?
–No lo sé. Supongo que sí, por vanidad, por aquello de «que hablen de mí, aunque sea bien».

–Dalí escribía para saber quién era. ¿Al final cree que lo logró?
–No. Fue tan complicado que era imposible que se entendiera.

–Leonardo da Vinci afirmaba: «Yo sirvo a quien me paga». ¿A quién sirvió Dalí?
–A sí mismo, principalmente a su imaginación. Bretón le llamó «Avida dollars», pero la ávida era Gala. Dalí dijo: «El dinero hay que despreciarlo, pero para despreciarlo hay que tenerlo».

–Parece que los que lo tienen le acaban cogiendo cariño...