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Nadie va a ir a Libia

La Razón
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Me llega la noticia de que se ha anunciado la formación de una nueva flotilla que se dirigirá hacia esa zona de Palestina que controla la organización terrorista Hamás. El vídeo en que se anuncia la nueva gesta de la progresía internacional reúne una serie de caras –en el buen sentido del término– conocidas que, con gesto compungido, en algún caso hasta dando la apariencia de encontrarse en un pésimo estado de salud, arremete contra el Estado de Israel y repite la propaganda hamasista sobre Gaza. Teniendo en cuenta que en Gaza no existe ningún bloqueo real salvo de armas como puede ver cualquiera que la visite y se moleste en pasear por sus mercados, teniendo en cuenta que las toneladas que pasan a Gaza tanto de comida como de medicinas y otro tipo de bienes ya quisieran disfrutarlas las naciones de los alrededores, teniendo en cuenta que la Gaza controlada por una organización terrorista no está ahora en primera página de actualidad y teniendo en cuenta que hay problemas más angustiosos a no tanta distancia yo me atrevería a sugerir a los titiricejas que cambiaran de planes y se dirigieran a Libia. Semejante cambio está más que justificado por las más diversas razones. En primer lugar, Libia atraviesa por un conflicto sangriento que podría ser calificado sin exagerar de guerra civil. Dado que no pocos de los que aparecen en el lóbrego vídeo de propaganda insisten en recordar otra que aconteció en España hace tres cuartos de siglo, parece claramente adecuado que conocieran una actual, aunque menor, y se formaran una opinión directa y sólida sobre este tipo de tragedias. En segundo lugar, en Libia se está viviendo de manera trágica el resultado de que las potencias occidentales vendan armas a las dictaduras. Sin ir más lejos, el Gobierno de ZP ha autorizado sólo en el último trimestre la venta de tal cantidad de armas al coronel Qaddafi que puede acabarse con la población completa de Libia varias veces. Además, a diferencia de lo que pasa en Israel, ninguna de las dos partes parece dispuesta a limitar su capacidad de golpear al adversario. Un grupo de titiricejas interpuesto entre los dos bandos con el mismo gesto con que aparecen en el vídeo, sin ningún género de dudas, constituiría una imagen profundamente conmovedora que daría la vuelta al mundo. Me consta que los que impulsan este tipo de iniciativas no se mueven en absoluto buscando su promoción y mucho menos su publicidad, pero podrían en este caso concreto vencer esa modestia natural que hasta ahora les ha impedido referirse a Libia y acudir a pecho descubierto a los campos de batalla. Finalmente, Libia presenta otra ventaja adicional que no puede pasarse por alto y es que los titiricejas podrían apoyar tanto a un bando como al otro. Más de uno se ha manifestado en favor de un tirano tan repugnante como Fidel Castro o de personajes tan totalitarios como Hugo Chávez o Evo Morales de manera que ahora podrían respaldar lo mismo a Qaddafi que a los que se han alzado contra él. Incluso hasta podrían adoptar uno u otro bando en días alternos. Sinceramente, cuanto más lo pienso menos entiendo por qué hay tanta gente enredada en la nueva flotilla que apoyará a los terroristas de Hamas y nadie va a Libia.