Londres
Escrivá resucita a Roland Joffé
La parábola del grano de mostaza, aquella que recuerda que de la semilla más pequeña de todas nace un árbol capaz de cobijar a varías bandadas de pájaros, sabe a chocolate a los ojos de Roland Joffé. El británico prefiere el grano de cacao, aunque sólo sea por la fábrica de chocolate del padre de San Josemaría Escrivá de Balaguer.
Esta semilla convertida en metáfora le permite relatar los años en los que nace y se forja el carisma del fundador del Opus Dei en su nuevo trabajo, «Encontrarás dragones». La película supone la vuelta de Joffé al cine espiritual que exploró en «Los gritos del silencio», bordó en «La Misión» y profundizó en «La ciudad de la alegría» con aquel médico millonario reconvertido en cooperante en manos del fallecido Patrick Swayze.
A la espera de que el viernes se estrene en España –en mayo dará el salto a 700 pantallas de Estados Unidos–, el cineasta pasa estos días en Madrid. Recién llegado de Roma, dice no estar preocupado por el veredicto de la Santa Sede. «Creo que hay públicos difíciles en todas partes.
Que yo sepa, el Vaticano no se ha pronunciado al respecto, tampoco creo que hagan ningún comentario oficial». Aun así, puede estar tranquilo. La película no sólo llega a los cines españoles con más de 100.000 entradas vendidas antes de su primera proyección oficial, sino que cuenta con el visto bueno de cuantos miembros de la Obra han tenido la oportunidad de enfrentarse a ella en una proyección previa.
Y eso que el productor que está al frente es Ignacio Gómez-Sacha, supernumerario del Opus Dei que confiesa haberle dado manga ancha. «Me dijo que tenía una historia maravillosa de perdón y reconciliación. Yo estaba seguro de que si le proporcionaba todos los medios y le daba libertad creativa para elegir qué hacer y con quién trabajar, no fallaría. Sólo le puse una condición: dos horas de entretenimiento», confiesa Gómez-Sacha, que hizo encaje de bolilllos para lograr el apoyo de cien inversores, así como de Antena 3, que ya ha comprado los derechos de emisión.
Humor y religión
Así fue como un agnóstico reconocido se plantó frente a uno de los santos con más proyección internacional de nuestro tiempo. «Como buen británico, prefiero el humor a la religión. No me sentía la persona adecuada para dirigirla, porque no soy demasiado bueno, no soy religioso y no sé si hay un Dios o no. Pero tampoco soy tan tonto como para manifestar que no lo haya, aunque no tengo un sesgo hacia uno u otro lado. Sí me parece importante que cada persona se pregunte sobre ello», justifica el británico a LA RAZÓN. De ahí quizá la frescura de un guión que no busca ser una hagiografía al uso. «Sería muy arrogante por mi parte pensar que esta obra puede hacer que alguien crea en Dios, tampoco sería bueno como relato. Quería contar la historia de un hombre que tiene fe y para ello tuve que creer lo que él cree. Al hacer esta película me centré en la premisa de Josemaría que mantenía que todas las personas podrían convertirse en santos y cuando vi que esta santidad tenía que ver con los hechos, entendí lo que quería decir. No deseaba transmitir que la gente debe renunciar a todos sus deseos para ser santo. Precisamente él señala que en la vida cotidiana te tienes que comportar de tal manera que te puedas sobreponer a tu propio ego. Para mí fue el camino ideal para trabajar esta historia relacionada con el perdón, que es una acción de humanidad suprema».
Lo cierto es que tanto el retrato que hace de la infancia y juventud de Escrivá como la aproximación de la Guerra Civil a través de Manolo, el personaje de ficción creado para ser amigo de niñez del santo y cuya vida camina en paralelo a la de Josemaría, demuestran que Joffé conoce al dedillo las habitaciones ocultas del interior del hombre, esos dragones que dan nombre al filme.
«Si piensas en cualquier individuo uno es lo que proclama en potencia hasta que decides tomar una elección y materializas todo en una decisión. Me parece una manera interesante de ver cómo entendemos un ser humano. Cuando decimos que un ser humano es santo es porque sus acciones estuvieron por encima del comportamiento normal egoísta del resto. Algunos pueden pensar que la situación que vive Manolo es más interesante que la de Escrivá, pero lo que es cierto es que los dos coexisten en esta vida».
Contradicciones, dudas, fragilidad, celos, envidia, amor... Unos y otros sentimientos se confunden, priman o desaparecen a la orden de Joffé a medida que crecen las heridas en el alma. O se curan. Y en este escáner profundo del comportamiento humano decide enmarcar a los personajes en un escenario que propicia precisamente tomar decisiones en situaciones extremas. «Una guerra civil es la situación cotidiana más dura que se puede encontrar, el lugar donde a uno le puede costar más encontrar a Dios. Además, coincide el momento de mayor auge de la producción en cadena. Ford fabricaba todos sus coches exactamente iguales. Pero también ocurría en la política, fueras de izquierdas o derecha tenías que pensar y actuar al unísono, aniquilando algo esencial en el ser humano: la importancia de la elección y asumir la responsabilidad de la acción que conlleva», explica.
Más de un santo
De ahí que considere «interesante contar la historia a través de un país que se estaba dividiendo ideológicamente pero sin centrarnos en razones e ideologías sino en momentos de humanidad. Por ejemplo, en una escena el capitán de los republicanos descubre que una viejecita ha escondido a Escrivá en su cuarto y, lejos de delatarle, no lo entrega y expresa su humanidad y le protege como tal. Esta acción no entiende de lógica ni de ideología y, es reflejo de que hay más de un santo en toda la película».
¿Y cómo se refleja esto en el papel de cada actor? La respuesta la da Alfonso Bassave, que en la pantalla es uno de los primeros colaboradores de Josemaría. «Ronald no te dice cómo tienes que decir en concreto una frase, sino que se centra en las sensaciones. "Tú personaje es la lealtad", me dijo la primera vez que me habló, y a partir de ahí trabajamos». Junto a Bassave, el reparto español lo completan Ana Torrent –la madre del santo– y Unax Ugalde –otro de sus fieles compañeros de viaje–. En cambio, Joffé quiso mirar más allá de nuestras fronteras para dar vida a Escrivá de Balaguer, a quien deja en manos del londinense Charlie Cox –«los dos coinciden en su buen humor»–, y el complejo Manolo se lo cede a Wes Bentley.
La sombra de Brown
Así se estructura «Encontrarás Dragones» que se estrena seis años después de que Dan Brown publicara «El Código Da Vinci», el best-seller que arremetía contra el Opus Dei y que también se bebió en su momento Joffé. «Es una historia bastante emocionante pero no tiene nada que ver con la realidad. El Opus Dei es lo que se presentó en esa obra. Quizá los vampiros auténticos no tengan nada que ver con Drácula. Así que no me lo tomé muy en serio y creo que Brown tampoco se lo toma en serio y únicamente tomó unos detalles para crear un villano». Y aunque en ningún momento busca ser portavoz de la Obra, la documentación para recrear el personaje del fundador y el contacto directo de Joffé con sus miembros le lleva a romper los estereotipos que giran en torno a este movimiento eclesial con sello español. «En los años 20, los Protocolos de Sión llevaron a pensar que había un grupo de judíos que se reunía para apoderarse del mundo. También se vio en otro momento a los jesuitas como una fuerza malévola.
En general, cuando se habla de grupos siniestros que manipulan a los seres humanos, estas leyendas tienen mucho atractivo, pero no significa que sean ciertos. Dentro del Opus Dei podemos encontrar todo el espectro de opinión cristiana y política».
Tampoco pasa de puntillas por acciones que marcan su ser y hacer, como la flagelación del fundador. «Es algo que no se entiende demasiado bien. Nuestra relación con el dolor es algo muy confuso en el último siglo. Pensamos que el dolor es algo inhumano que hay que evitar. Esto resulta imposible y yo intento establecer un contexto para que se comprenda cómo Josemaría lucha contra su propia ira y desesperación, y ofrece su dolor a Dios desde una convicción muy profunda, un gesto que tiene su propia belleza».
«España ha de reconciliarse con su pasado»
Aunque puede resultar sencillo mitificar «La Misión», de cuyo estreno se cumplen ahora 25 años, es su propio director quien derrumba de un plumazoel castillo de papel. «De alguna manera ‘‘Encontrarás dragones'' mejora "La Misión". Trata los temas de una manera más compleja. Lo que sí tienen en común es la idea de la responsabilidad individual ante decisiones vitales, pero en esta película creo que he logrado abordarlo con más profundidad». Y es que el propio Ronald Joffé (Londres, 1945) parece vivir en esa constante «lucha de fuerzas entre el bien y la maldad, el perdón y la venganza, porque, si no, todas nuestras vidas irían en una misma dirección. Son luchas binarias que el ser humano encuentra continuamente por su propia naturaleza». Esta meditación es la que le lleva a recordar que «ésta no es una película que quiera dejar el pasado en el olvido, sino que dice que España debe perdonar y reconciliarse con su pasado porque tiene un gran futuro».
✕
Accede a tu cuenta para comentar