Ibiza

Y Arantxa cayó en la red de Santacana

Amigos de la familia de la tenista acusan al marido de ser el responsable del enfrentamiento. Ha estallado la guerra entre los Sánchez Vicario.

Y Arantxa cayó en la red de Santacana
Y Arantxa cayó en la red de Santacanalarazon

La familia Sánchez Vicario está viviendo su partido más díficil fuera de las pistas de tenis: una lucha interna que ha conseguido llevarles a diferentes lados de la cancha. En un extremo de la red, Arantxa; en el otro, el resto de la familia. Desde que se hizo público el contenido de sus memorias «Arantxa ¡vamos!» de «La esfera de los libros», a la venta desde el 7 de febrero, la tenista ha seguido dando que hablar. Las acusaciones de que sus padres le habían dejado «sin nada», pronto tuvieron su revés: un comunicado de la familia en el que desmentían cada una de sus afirmaciones. Pero al parecer éste no es el primer desencuentro familiar. Fue conocer a Pep Santacana, para el que no faltan elogios en el libro, «y separarse de padres, hermanos y amigos» según han informado a LA RAZÓN personas cercanas a la familia. «Hasta que conoció a Josep Santacana era una niña encantadora con sus padres pero él la ha alejado de toda su familia, vio que la forma de llevarse todo era separar a la deportista de sus padres», asegura.

La pareja se conoció durante una fiesta que ofrecía el empresario Guindulain, quien les presentó en Ibiza durante el verano de 2007. «Volvieron ya juntos, se quedó embarazada a los tres meses y se casó al año justo, y desde entonces todo el mundo de su entorno parece ejercer una mala influencia». Por lo visto, sus progenitores pusieron un detective a Pep cuando empezaron a salir, «asustados por la fama que le precedía: era la mano derecha de Guindulain», explica su amiga. Y según cuenta, cuando éstos le intentaron trasladar sus miedos a su hija, «ya estaba absolutamente abducida y se enfadó con ellos un montón». Parece que entonces, Santacana se sinceró y le confesó lo que debía: «Que estaba en la ruina, y ella se hizo cargo de todo», dice.


En el libro, se declara absolutamente enamorada de su esposo, y como «prueba» de que su «amor es sincero y para siempre» revela que ambos se grabaron un tatuaje con la inicial del otro. La idílica situación de la pareja no se contagió a sus familia con quien la relación «era mala». Pese a ello, todos los familiares acudieron a la boda que se celebró cuando «ya se había quedado embarazada, la niña nació a los cinco meses de casarse». Según estos amigos cercanos, desde entonces «Arantxa se ha alejado de su familia». Recientemente, el clan Sánchez Vicario celebró el 79 cumpleaños del padre y la única ausente fue su hija menor. «Su hermano Emilio fue a decirle que se interesara por él porque estaba muy grave y le echaron de su casa», subraya. Al parecer, la última vez que vio a sus padres fue en el Trofeo Conde de Godó; donde coincidieron y «no les saludó», recalca el círculo cercano de Marisa.


Si bien la relación con su familia era «inexistente» –según confiesa la propia tenista en sus memorias–, las tensiones se agravaron cuando en junio de 2011 les interpuso una demanda en relación a los dos pisos que sus padres tienen como usufructo. «Se los ha pedido para malvenderlos por un millón y medio de euros». Por lo visto, a su madre, el inmueble de la Costa Brava, en S'Agaró «le importa menos, pero sin la casa de Barcelona se quedarían sin lugar donde vivir y Emilio está enfermo». Además, según esta fuente «no es cierto que esté en la ruina y que su familia haya vivido a su costa». Arantxa es dueña de diversos inmuebles tanto en España como en el extranjero, mientras que sus padres «no tienen absolutamente nada a su nombre y viven de una pensión de 2.200 euros y de lo que les dan sus hijos». En el pasado, Marisa y Emilio residían en el domicilio familiar de la calle Sabino Arana, «estaban allí tranquilamente y no tenían el menor interés en nada; fueron los hijos quienes les dijeron que fueran a mudarse a la casa de Diagonal, de la que son usufructuarios», dice el círculo cercano de la familia.


30 millones de patrimonio

Al parecer, cuando se casó «poseía un patrimonio aproximado de unos 30 millones. Su padre le entregó las cuentas en 2009 y después se hizo cargo su marido». Y añade: «Su padre tenía un abogado que le recomendaba a ella que se fuera a Andorra como su hermano Emilio, que tributa en Mónaco o muchos otros deportistas y no pasa nada».


Pero las rencillas familiares no se quedan ahí, sino que los hermanos de la tenista también se han visto envueltos en la polémica porque en el libro les acusa de haber vivido a su costa. Al parecer, han emprendido fructíferos negocios y poseen diversas propiedades mientras que ella está «endeudada» y sus «propiedades son muy inferiores», según ha escrito. «Javier cuenta con un negocio de montaje de pistas de tenis, Emilio tiene una hípica, un club social y un restaurante, y su hermana Marisa ejercía de secretaria y la despidió por teléfono», asegura la fuente próxima a la familia Sánchez Vicario ,quien acusa a Arantxa «de no haber dado un palo agua».


En cuanto a las críticas sobre el método educativo Sánchez Vicario, sus amigos reconocen que Emilio y Marisa son personas «muy rectas y disciplinadas». «Es cierto que ha llevado una vida muy disciplinada, pero cualquiera que quiera dedicarse al deporte tiene que llevarla». Y añade: «Dieron su vida por ella. Emilio, del que habla como un «mindungui», es ingeniero e hizo muchas de las obras públicas de aquella época, y Marisa tenía que viajar siempre con la niña». Por lo visto, no le gustaba que se desplazara sola porque desconfiaban del entorno de la tenista. Así, considera que con este libro lo que pretende la tenista es «limpiarse la carita para que digan ‘‘pobre niña rica''» y recalca, «si en algo fallaron sus padres, lo hicieron desde el amor más absoluto».