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«Mi hijo denunció a sus agresores por amenazas»
Ramiro David, el joven de 20 años asesinado en Vallecas en junio, había demandado a uno de sus verdugos. Entre los ocho detenidos por este crimen hay un menor, que le agredió en febrero y que fue arrestado por la Policía
MADRID- Miriam no deja de dibujar corazones y flores chiquititas en un álbum de fotos que ha hecho para Ramiro. Parece ajena a todo, está como ausente, sólo llora e interviene en la conversación de vez en cuando para recalcar lo buen chico que era su hijo mediano, lo educado que era, que todo el mundo se lo decía. El libro-homenaje se llenará de dedicatorias de sus amigos y compañeros de clase en la misa que celebrarán en su honor el próximo día 22, justo cuando se cumple un mes de su muerte a manos de unos «ñetas». Aquel viernes noche no ocurrió ninguna disputa entre bandas latinas. A pesar de que la Policía dijo que Ramiro David Montenegro estaba «en periodo de pruebas» para formas parte de los «Latin Kings», sus amigos lo desmienten rotundamente porque, precisamente, él ayudaba a muchos latinos a salir de esas bandas tipo secta. «Cuando me enteré de que le habían matado pensé que habían sido los «Latin King», explica su mejor amigo, «porque él les ha quitado a gente. Así que, de "latin"Ramiro no tenía nada, ni siquiera vestía como ellos, o sea que tampoco le pudieron confundir con otro». Lo que sí es cierto es que la vida del joven fue arrebatada por un puñado de integrantes de la banda «Ñetas». «Bajaban –él y otros amigos– de casa de un amigo y pasaron por ese parque –la calle Tánger– porque iban a buscar a otro chico», explica la madre del fallecido, Miriam, por lo que le han contado. «Entonces sus agresores ya estaban borrachos. No les increparon por ningún motivo en concreto, simplemente querían pelea. Les empezaron a tirar piedras y a él le rodearon», continua su amigo. «Él se defendió y pudo deshacerse de cinco de ellos pero, quizás al ver que no podían con él, le clavaron eso». «Eso» es un trozo de cristal de una botella de ron y otro objeto punzante, cuando ya estaba en el suelo. Ramiro David murió poco después.
Al día siguiente la Policía detuvo al presunto autor material del apuñalamiento, Diego Bolívar R. C., de 19 años, alias «Popeye», el cabecilla del grupo y miembro de los «Ñetas». Pocos días depués cayeron Gabriel Steven T. M., «Guayaco» y los demás. En total ocho presuntos «Ñetas» implicados en la muerte de Ramiro. Entre los arrestados había cuatro menores, uno de ellos Jefferson Paul C. Q., de 17 años y viejo conocido del fallecido. Cuatro meses antes habían tenido un encontronazo en Nueva Numancia. «Mi hermano iba con cuatro amigos y ellos, al ver que no eran del barrio, les intentaron robar», cuanta Sara, de 21 años, hermana mayor de Ramiro aunque era él «quien aconsejaba», admite la joven. «Le amenazaron con un cuchillo y Ramiro sólo pudo pillar a este hasta que llegó la Policía», relata. Aquel día, los agentes tomaron los datos de Jefferson pero «seguro que había más gente con él», añade el amigo, en referencia al «Popeye» o el «Guayaco». Ramiro denunció ante la Policía las amenzas que había sufrido por parte del grupo. Ocurrió el 10 de febrero de este año y el día 28 de marzo, el fiscal de menores le emplazó a reclamar la indemnización ante el Juzgado de Menores, al contar Jefferson Paul con 17 años.
¿Venganza?
«Él no le dio mayor importancia, ni siquiera cuando volvieron a encontrarse en Entrevías poco después», explica su amigo. «Pero la Policía tenía que haber vigilado más. Ellos mismos le animaron ese día de febrero a que denunciara y ahora mira... ¿Encima los agentes dicen que mi hijo era "latin"? ¿Por qué no investigaron más antes de hablar?», se pregunta indignada y «enrabiada» la madre del chico que cree que la Policía debía «haber tenido en cuenta esa denuncia». «Tenían que haber hecho como con las mujeres maltratadas y que no pudiera acercarse». Y es que, una de las hipótesis que baraja el entorno de Ramiro ahora es que Jefferson y sus «superiores» en la banda quisieran vengar el «atrevimiento» de Ramiro aquel día de febrero al denunciar al menor por amenazas.
«Porque tengo otros dos hijos y gente que me quiere, sino me hubiera ido con él», espeta Miriam, que no deja de honrar la memoria de su hijo. «Hasta en el instituto me van a dar su título, aunque no pudo terminar... Él quería ser policía o entrar al Ejército, ya había entregado la solicitud pero no podrá ser ya...».
La denuncia
4 MESES ANTES
El pasado mes de febrero, Ramiro y el que cuatro meses después fuera uno de los implicados en su muerte tuvieron una pelea. El ahora fallecido y Jefferson Paul, uno de los menores arrestados por el crimen y que ese día iba con más gente, se encontraron en Nueva Numancia. A Ramiro sólo le dio tiempo a coger a este chaval de 17 años antes de que llegara la Policía. Los agentes le detuvieron y animaron a Ramiro a denunciarle. Lo hizo, como consta en el documento mostrado por la familia. La Fiscalía de Menores envío el pasado 28 de marzo la notificación a su casa. Le emplazaban a reclamar su indemnización en un Juzgado de Menores o de Primera Instancia una vez recibiera la comunicación.
Cómo diferenciar a un miembro de los «latin king»
«Ramiro David no podía ser confundido como miembro de ninguna banda latina porque vestía ajustado. No vestía rapero ni hacía sus saludos», explica su amigo. Pero hay otras claves para detectar a un «latin king», la banda a la que, por error, asociaron a Ramiro. Sus colores «oficiales» son el negro y el amarillo. Cada vez que se hacen una foto «deben subir la corona», que es el símbolo de la banda. Sus normas o «literatura» se basan en la supremacía de la raza latina y el odio al resto. Algunas reglas sagradas son: nunca retrocederá en una pelea; nunca bajará su corona; si una chica quiere entrar a la banda, será probada por todos los varones de la banda; el que entra aguantará un minuto de paliza de su grupo y deberá atacar a un «ñeta»; ninguna relación con la Policía; se entra pero nunca se sale; protegerás a tus hermanos; tendrás que pagar tu tributo todas las semanas a tu líder; si tienes problemas, sólo pedirás ayuda a los «Latin King»; si nos traicionas, se te castigará.
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