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El latido de un corazón por Rosetta Forner

La Razón
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Ser madre es un privilegio del género femenino. Sin embargo, para algunas, quedarse embarazadas es vivido como «un problema». No deja de ser curioso que aquellas que tienen dudas entre seguir adelante o no con el embarazo, tengan parejas que no las aman y que no están dispuestas a apoyarlas. Por mi experiencia como «coach», esto es un reflejo de lo que anida en su psique: no creen en la maternidad, ni saben cómo les gusta que las amen.

 Traer a alguien a este mundo, hacerle de «aeropuerto humano», es un vínculo más allá de la vida. Dado que estos lazos hunden sus raíces en lo profundo de la psique (alma), la mujer que da más importancia a las normas del CdR (Club del Redil) que a sus valores humanos y a sus principios espirituales, y procede como los demás le indican o condicionan, acaba por pagar un precio insoportable. Lo quieran aceptar o no «los y las progres», el aborto es una herida que se queda en la psique y no se borra nunca. Nos hemos centrado en curar enfermedades del cuerpo, descuidando las del alma.

Somos una sociedad egoísta y materialista, lo queremos todo «sin problemas» y damos más importancia a los «objetivos» que a la felicidad, al amor y a la propia vida. Nunca deberíamos cerrarle la puerta a un alma que quiere nacer, quizá viene al mundo con una misión muy especial. Para todas esas mujeres que dudan entre tener al bebé o abortar, recomiendo la película «Bella». A veces, la mejor madre es un hombre. Porque el latido de un corazón no tiene género, y basta un alma humana para escucharlo. Sí a la Vida.